ENTREVISTA AS

“La barra visitó a Markarián”: la trama de uno de los clásicos más increíbles que ganó la U

Un volante del partido en el que la U venció a la UC en 2009 revive la previa de un duelo muy tenso: “Un ayudante casi se fue a las manos por defendernos”

En 2009, Universidad de Chile ganó un clásico universitario ante Católica de una forma distinta, casi épica. Con equipo repleto de juveniles y suplentes, la escuadra de Sergio Markarián derrotó a los cruzados que presentaron su mejor oncena, que incluía a futbolistas de la talla de Gary Medel. En ese cuadro azul que se quedó con el triunfo gracias a un gol de Nicolás Larrondo, estuvo Gonzalo Novoa.

Aquel día, la U formó con Miguel Pinto; Cristóbal ‘Lápiz’ López, Juan González, Nicolás Larrondo, Rodrigo Rivera, Rodrigo Jara; Ángel Rojas, Novoa, Felipe Seymour, Miguel Coronado; y Manuel Villalobos. Un equipo prácticamente ‘B’. ¿La razón? Los azules estaban disputando la Copa Sudamericana en paralelo.

“Es un recuerdo imborrable, muy bonito”, comenta el actual ingeniero en ejecución y administración de empresas.

- ¿Qué recuerdo tiene de ese partido? La U le ganó con equipo suplente a Católica, que presentó lo mejor que tenía...

- De partida, desde el día lunes (Sergio) Markarián dijo que iba a poner equipo B porque estábamos peleando dos frentes y él, muy estratega, preparó el partido toda la semana. Hasta el mínimo detalle. Fue siempre muy convencido, porque no sé si recuerdas que fueron los de la barra porque estaban molestos con que jugara con suplentes. Y para nosotros fue como ‘por más equipo B que seamos, somos casi todos cadetes formados en casa’. Fue lindo y una gran sorpresa. Si bien el partido no fue muy agradable a la vista de parte nuestra (ríe), ganamos y quedamos muy felices. Católica jugaba con equipo estelar e impuso el ritmo del partido. En nuestro caso, era resistir, tratar de sacar una contra o buscar la forma de hacer un gol y se dio con ‘Nico’ Larrondo. Los últimos minutos estábamos muertos de tanto correr y lo único que queríamos era que terminara el partido (ríe).

- Ya pasaron muchos años, pero llevándolo a si fuese hoy, ¿qué hubiera sido mejor para usted: enterarse un día antes del partido o saber durante una semana que jugaría y manejar durante todo ese tiempo los nervios?

- (Piensa unos segundos). Como se dieron las cosas, creo que fue muy bueno lo que hizo Markarián. Decirnos de frentón las cosas y preparar el partido da confianza, aunque es verdad que te come la cabeza toda la semana pensar en que tienes que marcar a tal, no darle espacios a otro y así. En ese equipo estaban ‘Pajarito’ Toloza y Gary (Medel), venían con una buena racha. Markarián sabía todos los movimientos. Fue muy cómico, porque si ves la formación, era un 5-4-1 con Manuel Villalobos solo arriba (ríe). Era un partido demasiado apretado y no nos quedaba otra. Al ‘profe’ le dio resultado correr ese riesgo, porque la semana había sido tensa.

- ¿Por qué?

- Porque el ‘Vasco’ Aguirregaray, ayudante de Markarián, casi se va a las manos con los de la barra, porque nos fue a defender a los más chicos (ríe). ‘¡Hay que bancarlos!’, les decía. Saltó la reja del Caracol y los enfrentó (ríe). Uno entiende que algunos son más extremistas, pero la gran mayoría nos dio su apoyo y confiaban en nosotros. Fue como un hecho aislado.

- ¿Mantiene contacto con sus compañeros de la U de esa época?

- Por redes sociales más que nada, pero se conserva el cariño. Con el ‘Zorro’ (Rodrigo) Jara, ‘Lápiz’ (Cristóbal) López, Nicolás Larrondo... Rodrigo Rivera es un gran amigo que me dejó el fútbol. Nos hemos visitado un par de veces, tiene una buena relación con mi familia también.

- ¿Le hubiese gustado jugar en esta época donde la exposición es mayor producto de las redes y la viralización de las cosas?

- En ese tiempo había varios apretones de la barra, pero no había redes sociales. Había mil cosas dentro del camarín, pero nunca se supo ni se va a saber. El tema es que cualquier roce en un entrenamiento hoy se sabe rápidamente. Prefiero esa época más hermética.

- En 2010 jugó un par de partidos, pero ya no tuvo más continuidad en la U. ¿Se dio cuenta que tenía que buscar alternativas o se lo propusieron desde el club?

- Es que uno quiere jugar. Por eso entiendo mucho a los chicos que se quieren mostrar en los clubes grandes y no tienen la chance. Me fui a Copiapó, pero no nos fue bien porque tuvimos un descenso y luego partí a Temuco, donde jugué en Unión Temuco y viví la fusión de los clubes. Marcelo Salas se portó súper bien conmigo. La carrera se dio de esa manera, busqué mis opciones y quedé tranquilo.

El XI que ganó ante la UC en 2009. Arriba de izquierda a derecha: Miguel Pinto, Juan González, Rodrigo Rivera, Rodrigo Jara, Ángel Rojas, Nicolás Larrondo. Abajo de izquierda a derecha: Manuel Villalobos, Felipe Seymour, Miguel Coronado, Cristóbal López, Gonzalo Novoa.

“No sé qué maravilla hacían los dirigentes”: los años de Novoa en la época de la quiebra azul

- Usted se formó en el Caracol Azul, un lugar mítico en la historia de la U. ¿Qué recuerdos tiene de ese lugar?

- Es que claro, es distinto. Yo creo que todos los clubes en el proceso de sociedades anónimas, fue quitando la identidad de cada club. A muchos les pasó. Es un proceso. Y sí, la U que por lo menos yo vi, que muchos cadetes pasaron, el caracol azul era otra cosa. Más familiar, te inculcaban cosas desde muy chico, desde los utileros históricos en adelante. Era era otra U. Yo alcancé a estar un año en el CDA.

- ¿Y fue muy chocante ese cambio?

- Claro. De tener canchas que no estaban en buenas condiciones y venir de un lugar más pequeño a pasar a un lugar que si mal no recuerdo era el complejo más moderno de Sudamérica cuando lo entregaron. Era un paño tremendo de canchas, tenía piscina, jacuzzi y sauna. Fue un tremendo cambio después de vivir el tema de la quiebra, cuando llegó el síndico. Entonces sí, fue un cambio muy, muy importante.

- ¿Qué fue lo más brusco de ese momento de la quiebra que le tocó presenciar?

- Tenía 18 años y yo estaba en la casa del jugador y la verdad que no sé qué maravilla hacían los dirigentes, porque nunca nos faltó lo básico. Siempre están preocupados y el calor de un hogar, que éramos todos chicos que estábamos lejos de nuestras casas, que sabíamos que el club estaba viviendo situaciones muy difíciles, muy complejas, pero siempre tuvimos el apoyo de varios dirigentes. También ex jugadores de la casa del jugador que ya estaban en el primer equipo nos visitaban en ese momento. Entonces siempre hubo ayuda, pero esos fueron los momentos más complejos de la quiebra. En el primer equipo, que eran sueldos más grandes, tuvieron una reducción importante, eso fue más complejo: sueldos impagos y cosas así.

- ¿Quedó conforme con su carrera?

- Yo creo que uno siempre cuando mira para atrás, obviamente se podrían haber hecho las cosas de mejor manera, pero creo que dentro de todo quedé conforme. La U en realidad a mí me formó como persona. Estuve desde los 13 años en cadetes y todo el tema de ir a la casa del jugador, la quiebra, era una familia para mí. Y en base a eso creo que se me dio lo que se dio. Estuvo dentro de lo esperado quizás, pero ya entran muchos puntos después en juego. O sea, de la cabeza, la suerte... El fútbol es un deporte en conjunto, entonces hay muchas variables que se tienen que conjugar para que estés justo en el momento indicado. Pero estoy tranquilo, la verdad.

- Cuando habla de cabeza, ¿se refiere a no estar preparado o no madurar en el momento adecuado?

- Sí, sí. Hay que estar en el momento preciso. Quizás con los años lo vas aprendiendo, pero tener las cosas claras, la ambición de lograr las cosas, es fundamental en la vida, para cualquier cosa, no sólo para cumplir los objetivos dentro del fútbol. A algunos se les da, lo asimilan de más pequeño. Tú puedes ver casos de jugadores que quizás no tienen mucho talento, pero llegan muy lejos y han hecho una carrera excepcional quizás porque tienen ese chip de más pequeño. Suele pasar.

- ¿Sigue jugando de forma amateur o ya dejó completamente el fútbol?

- Siempre estoy jugando. En Concepción participo en un equipo de la liga que es Pedro del Río y ahí uno se encuentra con varios ex futbolistas profesionales o cadetes. En el equipo que juego está César Vergara, que fue central y el ‘Tiburón’ (Renato) Ramos. goleador innato. Me he encontrado con Mario Salgado, ahora firmó Arturo Sanhueza en Colo-Colito, entonces la liga es muy buena. ¿Si sigue el gen competitivo? Uno siempre dice que se lo toma más tranquilo, pero cuando entra a la cancha, se transforma (ríe). El futbolista muere siendo futbolista.

Novoa, abajo a la derecha, celebrando un título con el cuadro juvenil de la U.

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