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Entrevista As

“Me dijeron ‘ándate’ y me fui llorando, pero volví”: la dura ruta del arquero más sufrido de la B

Matías Olguín hoy es el portero titular de Recoleta, pero su historia ha estado llena de obstáculos. Lo echaron tres veces de Audax y trabajó de empaque.

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“Me dijeron ‘ándate’ y me fui llorando, pero volví”: la dura ruta del arquero más sufrido de la B

La historia de Matías Olguín (26) es digna de un guión cinematográfico. Quería ser arquero sin tener la estatura para hacerlo, lo echaron tres veces por lo mismo, pero persistió siempre. Casi todas las puertas se le cerraron, debió jugar en las divisiones más bajas del fútbol chileno y buscar otros trabajos para tener algo de dinero extra. Su carrera tambaleó de manera insistente, pero nunca se dio por vencido.

Hoy el premio que parecía tan lejano, llegó. Es el arquero titular de Recoleta y el último fin de semana fue la gran figura en el empate ante Fernández Vial: tapó un penal y tuvo varias atajada decisivas. Su momento llegó, pese a todo...

“Primero me fui a probar a Cobresal. Mi papá me llevó con la camiseta de un club de barrio (Alfonso María Fusco de Macul), era una polera antigua y tuve que atajar a mano pelada, porque los guantes eran muy caros y mi familia no tenía los recursos. El ‘profe’ de Cobresal le dijo a mi papá que era un diamante en bruto. Tenía 12 años”, cuenta en diálogo con As.

“Después estaba en Santiago Morning y me fui a Audax Italiano, pero me echaron tres veces. Era muy chico y tenía problemas de crecimiento. En mi adolescencia medía 1.62 metros, siempre era el más bajito y no tenía a quien salir alto. Todas las noches me tomaba un litro de leche para crecer”, cuenta en diálogo con As.

Olguín (a la derecha, con camiseta amarilla) en sus años en Santiago Morning. Su baja estatura era el gran problema.
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Olguín (a la derecha, con camiseta amarilla) en sus años en Santiago Morning. Su baja estatura era el gran problema.

- ¿Qué sintió en esos rechazos que recibió de Audax?

- Una de las veces no supe hacer un ejercicio de fundamentos que se llama mano-pie y el profe Juan Carlos Gangas me dijo ‘ándate’. Yo me fui llorando, pero regresé. Él profe se sorprendió y me dijo ‘qué haces acá, si te eché’. Le dije que ahora sí podía realizar la actividad y mientras pensaba ‘Diosito ayúdame’. Ahí me dio la última oportunidad. Después regresé a Santiago Morning a los 16.

- ¿Y cómo siguió su carrera?

- En la Sub 16 juntaron dos series, así que estuve medio año fuera. Después llegaron René Curaz y Hugo Monardes al Morning y me dijeron que no era vendible por ser muy bajo. Me paré delante de todos y les dije ‘voy a ser el único que llegará a ser profesional, quién es usted para decirme eso sólo por ser chico’. Yo sabía que sería más alto y le decía a mi cabeza ‘hazme crecer, hazme crecer’.

"En Santiago Morning me dijeron que no era vendible por ser muy bajo".
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"En Santiago Morning me dijeron que no era vendible por ser muy bajo".

- ¿No pensó en dar un paso al costado?

- Nunca jugaba, nunca fui titular y siempre me dejaban afuera. Muchas veces pensaba en dar un paso al costado, y creía que esto a lo mejor no era para mí, pero siempre quería más, no importaba que no me fuera bien. Yo iba a persistir, porque eso mi papá siempre me lo recalcó.

- Después se fue a Brujas de Salamanca, ¿cómo fue esa experiencia?

- Me fui a Estación Central en Villa Francia y fue un vuelco fuerte. Después pasé por Brujas de Salamanca y ahí estaba Osvaldo ‘Arica’ Hurtado. Había tres arqueros antes que yo y nunca pensé que me iban a dejar. Me pagaban 250 lucas e iba al supermercado El Piolín a trabajar de empaque. Me hacía dos o tres lucas extras.

El momento más esperado

Luego de coincidir con ‘Arica’ Hurtado, el DT se lo llevó a Santa Cruz y tras solo sumar tres partidos, llegó a Recoleta. Ahí jugó 12 partidos en el ascenso desde Segunda Profesional y este año en la B otra vez debió remar desde atrás. Llegó el venezolano Luis Romero quien partió como titular. Ahora, por fin, parece ser el dueño del arco. Acumula ocho partidos y el último fin de semana brilló al taparle un penal a Fernández Vial.

“Pensé que en Recoleta iba a ser titular, pero al tiro me dijeron que no. En ese momento crecí mucho, porque llegaba dos horas antes a la práctica para jugar con un cajón el control y pase. Una vez el profe (Felipe Núñez) nos habló de meritocracia y le reclamé: ‘Soy el que llega más temprano, el que más trabaja y no juego’. Me dijo que el equipo lo hacía él. Después, de la nada, un día me colocó de titular y ahí agarré la camiseta, estaba convencido que no la iba a soltar”.

- Y desde ahora, cómo proyecta su carrera?

- Me gustaría consagrarme, dejar a Recoleta en lo más alto. Ya estoy en la historia con el ascenso y ahora quiero salvar la categoría. Luego me gustaría llegar a Primera, pero voy paso a paso. Claro que me gustaría mucho volver a Audax y también llegar la selección.

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