“Trabajé en una viña y mi jefa era mi novia, también fui gásfiter; ahora me hice un nombre en Chile”

Este viernes, Deportes Recoleta (segundo en el torneo) tendrá la posibilidad de cerrar el día como líder de la Primera B. Para eso, deberá vencer a Deportes Limache, que está cuarto en el campeonato, por lo que en la previa, se espera un partido muy interesante. En el sorprendente escolta de Deportes La Serena, hay una figura trascendental. Se trata de Federico Martin, capitán del conjunto metropolitano.

Con 33 años, el argentino se ha convertido en un referente del cuadro que dirige Luis Landeros. Es uno de los futbolistas que más tiempo lleva en el club y es muy querido por los hinchas debido a que logró el histórico ascenso a la B. Luego de dos años sufriendo para salvar la categoría, en 2024 la historia está siendo diferente, por más que el equipo viene de perder con San Marcos de Arica.

“Estamos muy contentos por cómo empezamos. Hemos formado un grupo humano muy bueno, siempre positivo y eso se refleja en el trabajo del día a día y también en los resultados”, dice a AS Chile el capitán de uno de los escoltas que tiene el Campeonato de Ascenso.

“El ‘profe’ (Luis Landeros) nos ha hecho sentir muy cómodos. Siempre nos pide que confiemos en nuestras capacidades y en los compañeros, que todos estamos preparados para rendir cuando nos toque. Hemos sacado muy buenos resultados en canchas difíciles y contra rivales complicados. Nuestra idea es primero no sufrir como en los últimos años y luego, con el paso de las fechas, consolidarnos para pelear arriba”, agrega.

- Usted lleva varios años en Chile. ¿Qué podría decir de su etapa en el país?

- Mi primera experiencia fue en el norte, en Vallenar, donde llegué con la misma ilusión con la que viene un extranjero, de poder hacerse un nombre. Eso te lo va dando los partidos. Siempre me caractericé por trabajar con mucha humildad y gracias a Dios acá en Recoleta encontré mi lugar. Me pude hacer un nombre, subí con el club y quedamos en la historia. Después, afianzarme en la Primera B que es algo muy importante y difícil de conseguir, así que contento por eso.

- Cuando llegó a Vallenar hace unas temporadas, ¿qué sabía de la ciudad?

- Sí, sabía dónde iba. Vine por la opción y sabía que si aprovechaba la oportunidad, me podían surgir otras cosas y así fue.

- ¿Qué significa Deportes Recoleta hoy en su vida?

- Este es mi cuarto año y me siento muy identificado con el lema del club, porque realmente somos una familia. Tenemos un corazón grande y es por eso que cada vez que llega un jugador nuevo, no necesita tanto tiempo de adaptación.

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Los días de Martin trabajando en una viña

- ¿Cómo ha sido el camino para llegar a este momento de su carrera?

- En Argentina me tocó luchar bastante. Siempre jugué en el Ascenso, en tercera y cuarta categoría, hice inferiores en Godoy Cruz, pero no debuté. Me tocó ir a muchos clubes, a ligas de barrio también, por eso que cuando me surgió lo de Chile, por más que Vallenar no estaba bien en ese momento, vine con la idea de mostrarme. Y hay que reconocer que cuando uno llega a Santiago lo pueden conocer más y eso te ayuda mucho. Siempre luché y trabajé.

- ¿Complementó el fútbol con otros trabajos en alguna etapa de su vida?

- Hubo un momento que sí. En el ascenso de Argentina es difícil vivir del fútbol, así que tuve que hacer otros trabajos. Mi novia es enóloga, así que un tiempo trabajé en bodega para ella (ríe), era mi jefa (ríe). Tengo tíos que eran plomero (gasfíter), entonces ahí me tocó ayudarlos. Con amigos también vendíamos cosas. Me acuerdo que en pandemia, cuando volví a Argentina, hice un emprendimiento de ropa que era para subsistir ese tiempo. Me las rebuscaba para conseguir ingresos.

- ¿Qué tal la experiencia?

- Fue un poco divertido y a la vez no tanto (ríe). Fue complejo porque tuve unos errores de oficio (ríe), me mandé algunas y mi novia me retaba (ríe). ¿Perder una pelota o cometer un error ahí? Mandarse una en el trabajo de vinos, nunca perder una pelota (ríe).

- ¿Se queda con el vino chileno o el argentino?

- (Ríe) Chileno he probado poco, pero me quedo con el Malbec argentino (ríe). Como mi novia trabajó en eso, me enseñó un poquito.

- ¿Le cambió en algo el hecho de trabajar en un rubro muy distinto al que acostumbró hacer desde muy joven?

- Cuando te toca dividir los tiempos, te hace un poco el click de saber que si te llega una buena oportunidad, no se puede desaprovechar, porque cuando pasas por otros trabajos, lo que uno realmente quiere es jugar al fútbol.

- ¿Siempre creyó que llegaría al fútbol profesional?

- Siempre, y es por eso que me preparé desde muy chico. Independiente de la división en la que jugara, me preparé para estar listo, porque quizás hay muchos que piden una chance, pero no se preparan para cuando les llega y les va mal. Mentalmente siempre estuve listo por si llegaba, y si no era el caso, me quedaba con la tranquilidad de que hice todo lo que estaba en mis manos para conseguirlo.

- ¿Cuándo se dio cuenta de que podía dedicarse solo al fútbol?

- Cuando llegué a Recoleta, porque vi que tenía todo para poder potenciar mi trabajo. Siempre le di la prioridad a esto, pero por diferentes motivos tuve que buscar recursos en otros lados. Ya en la B, uno se da cuenta que puede vivir del fútbol.

- ¿Qué es lo que más y menos le gusta de Chile?

- Soy una persona tranquila que me gusta estar en casa con mi novia, pero me gusta mucho ir a los parques y lo que menos me gusta es el tráfico (ríe). Antes me manejaba en metro y llegaba rápido, ahora tengo auto y es un dolor de cabeza (ríe).

- ¿Cómo se visualiza de aquí al futuro?

- Soy una persona que me gusta estar en el presente y vivo todo con calma. Pero sí me veo en Chile, jugando al fútbol y cuando me retire, mi idea es seguir ligado a la profesión como entrenador.

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