Entrevista AS
Una polémica con Luis Marcoleta lo dejó sin equipo y hoy busca ser DT: “Él me ofreció combos”
Jorge Faúndez cuenta detalles de un conflicto que tuvo con el entrenador en Deportes Valdivia: “Él putea a sus jugadores y les ha cortado la carrera a muchos”.
La indisciplina protagonizada por Jordhy Thompson y Damián Pizarro ha sido el gran tema de los últimos días. Tras participar de una pelea en un partido de fútbol amateur, los jugadores de Colo Colo fueron borrados de la planificación del técnico Gustavo Quinteros y eso ha generado múltiples opiniones en las redes sociales.
Jorge Faúndez (27), ex promesa de Audax Italiano, por ejemplo, reaccionó la noticia en Instagram y quiso contar una situación personal. “Y a mí me echaron de Deportes Valdivia por pegarle una patada a unas botellas...”, expuso el volante, quien hoy está sin club. Su último equipo, de hecho, fue el ‘Torreón’ en 2022.
De todos modos, ese no fue el único mensaje que dejó Faúndez. Luego también criticó a Luis Marcoleta, quien era su entrenador en Valdivia. A él lo responsabilizó de su partida del elenco albirrojo. “En verdad fue el fariseo, el mismo que putea a sus jugadores. Les saca la madre a muchos y les ha cortado la carrera a varios. El mismo que anda con el gorro de Jesús. A mí, siendo creyente y cristiano, él no me representa en nada”, publicó en una historia, en donde etiquetó a AS.
Ahora, en diálogo con este medio, Jorge Faúndez profundiza en su versión de los hechos. “Siempre me he caracterizado en decir las cosas e ir de frente”, afirma.
- ¿Qué le sucedió en Deportes Valdivia con Luis Marcoleta?
- Todo empezó cuando llegué a Valdivia, en 2022. En las primeras semanas nos dieron libre un sábado y domingo, y la cosa es que hicimos un asado con algunos compañeros y después salimos. Ahí se empezó a cargar la mano conmigo, ya que yo era como uno de los referentes. Cumplía el cupo y aparte, venía de Audax Italiano...
- ¿A qué se refiere con ‘cargar la mano’?
- Es que después, en un entrenamiento, Marcoleta prácticamente nos dijo que ya no quería continuar con nosotros por haber hecho un asado y salir. Luego conversamos con el presidente del club, pero él le bajó el perfil a eso y pasó nomás.
- ¿Y qué ocurrió después?
- Pasó el tiempo y Marcoleta me tenía que hacer jugar sí o sí, porque le estaba rindiendo. Después tuve un desgarro, volví y me acuerdo que me dijeron que contra General Velásquez no iba a ser titular, pero que sí iba a tener algunos minutos para volver a retomar el ritmo. La cosa es que en ese partido, a Marcoleta lo expulsaron y se metió a la cancha, casi queriéndole pegar al árbitro, y quedó dirigiendo su ayudante. Fueron pasando los cambios y no me metió.
- ¿Cómo reaccionó usted en ese momento?
- Yo quedé caliente y le pegué una patada a unas botellas. Fue un acto de impulsividad y le ofrecí disculpas a todo el plantel ahí mismo. Todo quedó en el bajo perfil, pero para Marcoleta fue gravísimo, fue un acto de indisciplina, y más sumando la salida que había tenido en mis días libres... Me dijo ‘menos mal que yo no te vi pegándole patadas a las botellas... Si te veía, te agarraba a combos en el hocico en el suelo’. Y todos quedaron para la cagada.
- ¿Le dijo algo a Marcoleta?
- Sí, le dije ‘no po, profe, usted no puede tratar así a los jugadores’. Como que exploté y empecé a tirar todo lo que sentía. Al final le dije ‘ya, si quiere agarrarme a combos, vamos para afuera y nos agarramos a combos’. Ahí se acercó su hijo, Rodrigo, que es su preparador físico... Los dos venían contra mí y Paulo (Garcés) me afirmó, porque yo igual me iba. Al siguiente partido no estuve citado y el gerente técnico me dijo que no podía ir más a los entrenamientos, por petición de Marcoleta. Él decía que yo era la manzana podrida, el que envenenaba.
- ¿Y qué ocurrió después?
- Bueno, Valdivia me dio unos permisos con goce de sueldo y todo lo que me correspondía a la parte económica. Pero después me enteré que los clubes no pueden hacer eso... Podría haber tomado acciones más fuertes, pero ahí ya terminaron las cosas con Valdivia... Al no ser considerado, los dirigentes me dijeron que ni a ellos ni a mí nos convenía estar así, porque a Marcoleta no lo iban a echar. El tipo tenía contrato y ganaba mucha plata.
- ¿Pudo volver a hablar con Marcoleta para solucionar la situación?
- Traté. En un momento me acerqué y le dije ‘profe, ¿tiene un minuto para hablar?’, pero me respondió ‘no, no tengo nada que hablar contigo’, y se fue...
- Luego de dejar Valdivia, usted tuvo que regresar a Audax Italiano, el dueño de su pase, ¿no?
- Sí, pero en ese tiempo estaba el cambio de dueño y ahí como que a la mayoría que estábamos a préstamo nos finiquitaron.
- ¿Se desencantó del fútbol?
- Sí, pasé por un momento difícil. Tuve un momento en donde dije ‘no quiero jugar más, el fútbol chileno está muy sucio’. Pero ahora he tratado de ver opciones en otros países como Australia, Singapur... Este año también me metí al INAF para ser director técnico y me reencanté, porque se van a abrir posibilidades, ahora que los representantes ya no podrán ser como dueños de equipos.
- ¿Ahora está dirigiendo una escuela de fútbol en Lampa, cierto?
- Sí, se llama Huracán de Lampa y estoy de profe de la categoría Sub 13. Es una escuela nueva, pero el proyecto va bien hacia arriba.
- Usted tuvo un inicio prometedor en Audax, con varios partidos como titular. ¿Por qué cree que después le costó encontrar un punto de equilibrio? También estuvo a préstamo en Puerto Montt, Ñublense y San Marcos...
- Los que estábamos en esos planteles de Audax, del 2016, 2017 y 2018, sabíamos que el representante Sergio Morales manejaba casi todo el tema de los jugadores que se traían. Se traspasaban jugadores de Coquimbo y el tema estaba bastante complicado. Yo no era de Sergio Morales.
- ¿Él se le acercó en algún momento para ofrecerle representación?
- Después de un partido entró al camarín y me dijo que conversemos, pero yo le dije que estaba con otro representante, trabajando bien y tranquilo. Y la cosa es que después eso me empezaron a dejar de citar y luego vinieron los préstamos... Quise volver a Audax a consolidarme, pero el ‘Coto’ Ribera me dijo que no le gustaba mi forma de jugar y que los cupos en mi posición estaban listos... Tenía que haber firmado con ese representante para haber pegado el salto en Audax.