“Con mi abuelo comíamos cazuela, pastel de choclo y sopaipillas pasadas; Chile tiene una parte de mi corazón”

En el marco del UFC Fight Night que se llevará a cabo este sábado en el Farmasi Arena de Rio de Janeiro, el luchador de padre chileno y madre brasileña Vicente Luque dialogó junto a AS sobre sus orígenes, el comienzo en el deporte y su vínculo con Chile.

El peleador, uno de los pocos exponentes nacionales en la empresa más grande de artes marciales mixtas, contó que “mi abuela materna, brasilera, vivió en Colombia por trabajo y ahí, joven, conoció a mi abuelo, que era chileno. Tuvieron a mi madre y cuando ella tenía siete años se fueron a Chile. Mi mamá vivió ahí hasta los 21, conoció a mi papá, empezaron una relación, se casaron y se embarazó de mi”.

Para completar la historia, ‘El Asesino Silencioso’ señaló que “mi abuela se había ido a Estados Unidos, por eso mis padres fueron para allá y yo nací en EEUU. Al final, con mis padres ya separados, me fui a los seis años con mi mamá a vivir a Brasilia, donde crecí y estuve hasta los 31. Ahora vivo en Florida”.

- O sea, tiene varias banderas...

- Hay un poco de mezcla, pero Chile para mi siempre fue algo muy especial, porque mi abuelos de los dos lados -salvo mi abuela materna- son chilenos. Mi mamá creció en Chile, tiene mucho de la cultura y mi abuelo materno es chileno, entonces crecí y pasé mucho tiempo con él. Yo comía cazuela y pastel de choclo. ¡Él lo hacía! Hacía todo eso, era muy cultural, abierto, escuchaba Violeta Parra todo el tiempo, entonces hay mucho de la cultura chilena en mi formación.

- No vivió en Chile, pero fue varias veces, ¿no?

- Sí, fui a Chile no tantas veces como me gustaría, pero fui como unas cuatro o cinco veces. La primera vez tenía 12 años y conocí a mi abuela, mis primos y tíos, conocí a mi familia de Santiago. Después volví a Chile por la UFC, entonces poco antes de pelear fui a promocionar la venta de los boletos. Tras eso conseguí mi pelea en Chile, fui a pelear y mi familia estuvo ahí también. Eso fue fantástico, porque me vieron hacer lo que mejor hago. Después de eso fui a hacer unos cuantos seminarios. Ya estuve algunas veces en Chile y siempre fui muy bien recibido, no solo por el pueblo, por mi familia y toda la gente chilena.

- Fue el 2018 a pelear y fue ovacionado. ¿Lo esperaba?

- No. Yo esperaba que fuera especial, pero la verdad es que fue mucho más de lo que esperaba. Los chilenos llenaron la Arena, estaban todos ahí hinchando y gritando mi apellido: “Luque, Luque”. Eso fue muy especial para mí, hasta hoy. Tengo el video, siempre que a veces quiero acordarme de eso veo el video. Recuerdo que al día siguiente fui a almorzar con mi familia, estábamos todos juntos y mi primo Vicenzo Luque -que vive en Santiago y compite en BMX- me decía “nunca pensé que escucharía mi apellido tan alto en esta Arena”. Entonces eso fue muy especial. De verdad que Chile tiene una parte de mi corazón.

- ¿Le intentaron inculcar algunas cosas más de la cultura chilena?

- Sí, algunas cosas. Yo soy una mezcla de Chile, de Brasil y un poco de Estados Unidos, porque también tengo familia allá. Lo más tradicional para nosotros era la comida. Con mi abuelo varias veces a la semana comíamos cazuela, el pastel de choclo era algo especial que él hacía siempre que teníamos reuniones familiares para mí familia de Brasil porque a ellos les encantaba cómo cocinaba y, otra cosa que recordé, sopaipillas pasadas. ¡Eso era fantástico! Mi abuelo falleció infelizmente y nadie tiene su receta de las sopaipillas pasadas, así que yo tengo que aprender eso con alguien.

- ¿Y cuándo empieza su vínculo con el deporte?

- Todo pasó por mi mamá y papá. Los dos fueron buenos deportistas, no profesionales, pero mi papá jugó rugby desde los 15 a los 43 años, jugó por la Universidad de Chile y por la Selección Chilena. Y mi mamá desde los 14 o 15 entrenó karate, tiene su cinturón negro desde que yo soy persona.

- ¿Hizo rugby o karate?

- Entrené karate desde los 4 hasta los 10-11, después no me gustó más, pero el deporte fue una cosa que tenía que estar practicando. Me decían “no me importa cuál va a ser el deporte, algo tienes que hacer, es bueno para tu salud y disciplina”. Hice fútbol, varios deportes entremedio del karate y con 15 años empecé en Muai Thai, que era algo grande en Brasil. Un año después en jiu-jitsu y a los 17 mi primera pelea profesional en artes marciales mixtas.

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