ENTREVISTA AS
El brutal sacrificio del chileno que va por un prestigioso título en USA
Este sábado, Cristóbal Ibáñez buscará el trofeo de peso welter en la Premier Fight League, la categoría más importante del estado de Florida. En AS, habla sobre su preparación.
Desde los 5 años que Cristóbal Ibáñez ha estado ligado a las artes marciales. El serenense partió en el karate, disciplina en la que se mantuvo hasta los 18, cuando quiso explorar otros caminos. Hoy, con 23, el chileno se destaca en el MMA de Miami, Estados Unidos, a tal punto que este sábado 25 de junio, luchará por el título de peso welter en la Premier Fight League, la categoría más importante del estado de Florida. Su participación será pasadas las 19.30 de Chile.
“Estoy en la etapa del entrenamiento mental. El físico ya va bajando en los días previos a la pelea”, dice Ibáñez desde Miami a AS Chile. En esta conversación, el deportista nacional relata cómo vive la previa de un día para el que se ha preparado durante meses.
- ¿Cómo se prepara para un evento así?
- Seis meses antes del combate, te diría que mi entrenamiento era 99% físico, enfocado en las técnicas, el acondicionamiento. La última semana, es 99 por ciento mental. Uno no va a sacar beneficios haciendo flexiones hasta el último día, de hecho es peor incluso, porque la idea es pelear con el cuerpo recuperado del entrenamiento previo.
- ¿Qué aspectos claves tiene su entrenamiento para una pelea de este tipo?
- Como mi deporte es artes marciales mixtas, me gusta practicar un solo deporte cuando no tengo peleas. Por ejemplo, boxeo con especialistas de esa disciplina y que obviamente son mejores que yo. Lo mismo en el jiu-jitsu. Seis u ocho semanas antes de la pelea, me pongo a hacer de lleno MMA. En mi mente elaboro el plan de pelea más eficiente para el oponente que tenga. En el caso de los rivales, creo que lo mejor es repasar y entrenar técnicas que en el fondo anulen a tu contrincante y sus fortalezas. La idea es llevar la pelea hacia tu fuerte. Ahora tengo un rival que es un luchador y obviamente no puedo ponerme a forcejar de pie, porque él es más fuerte. Yo soy más de kickboxing, peleas en movimiento.
- Mucho se habla del “entrenamiento invisible” de los deportistas, que tiene relación a la alimentación y el descanso. ¿Cómo aplica aquello?
- En cuanto a la dieta, en los últimos dos meses he bajado 500 calorías diarias menos de las que mi cuerpo ocupa. Ya lo último que uno pierde para llegar al peso de la pelea es agua. Uno se deshidrata un poco para llegar al peso el día anterior de la pelea. Respecto al descanso, trato de dormir ocho horas diarias, a veces duermo un poco más cuando estoy muy cansado. Sin embargo, lo que más me ha llevado a progresar en el último tiempo, es el entrenamiento mental.
- ¿A qué se refiere?
- Estoy trabajando con un coach de La Serena que es Gonzalo Alquinta, de NL, que es muy bueno en programación neurolingüística. En el fondo es cómo hacer que tu mente adquiera tus habilidades más rápido y que en el día de tu pelea muestres tu mejor versión. Muchas veces pasa que entrenas bien, pero llega el día de la pelea y no das tu cien por ciento. Eso es porque tu mente no está en el lugar correcto. Él me ha enseñado muchas técnicas para lograr ese estado mental. Nunca lo había trabajado tanto como lo he hecho para esta pelea.
- ¿Cómo puede mantener la disciplina de la alimentación? ¿Le cuesta?
- ¡Sí! (ríe). La gente cree que los deportistas somos distintos, pero cuesta. Cuando tengo que alcanzar un peso para una pelea, no como nada, ni papas fritas. Cuando no tengo competencia, obviamente uno come más para disfrutar. La dieta y el entrenamiento son súper intensos, por lo que en ese modo, es imposible comer mal.
- ¿Qué cambia de su dieta en los días previos a la pelea?
- Bajo los carbohidratos porque retienen agua, lo mismo el sodio. Después vas al sauna y sudas lo que tienes que sudar para lograr el peso.
- ¿Qué tan lejos se considera del nivel de la UFC?
- Yo me siento en un buen nivel. Generalmente entreno con gente que está en la UFC. No es lo mismo estar en la UFC que estar rankeado en la UFC. Son cosas muy distintas. He podido prepararme con atletas que están rankeados. Fui sparring varias veces de Yoel Romero y algunos otros más y me siento al nivel. Soy consciente que me falta experiencia y eso es lo que quiero lograr. No me quiero apurar. Veo mi carrera a largo plazo y tengo la fe de que voy a lograr todo el éxito que quiero, pero tampoco quiero apurarme por lesiones, cerrar malos contratos. Quiero estar preparado para cuando llegue mi momento y romperla.
- ¿Lo inspira el ejemplo de ‘La Jaula’ Bahamondes?
- Es un tremendo ejemplo para mí. Ambos venimos de lugares muy parecidos, se vino antes que yo a Estados Unidos y es súper bacán tener a un chileno haciendo ese recorrido, demostrándonos a todos de que es posible. Es la responsabilidad que tenemos: demostrarle a la gente que lo que hagan en la vida las cosas sí salen si se hacen con esfuerzo y dedicación. Lo encuentro muy crack. No lo conozco, pero espero que le siga yendo bien.
El viaje a Japón que cambió la vida de Cristóbal Ibáñez
Con la ayuda del Shihan Héctor Salinas, Ibáñez empezó a los cinco años a practicar karate, disciplina en la que siguió hasta los 18 y donde incluso fue campeón nacional. Sus actuaciones lo llevaron a un Mundial juvenil en Japón, evento que sin saberlo, sería clave para su vida.
“No tuve los resultados esperados, pero me permitió lograr el reconocimiento de personas que a mí me importaban y me motivó mucho para después”, dice.
- ¿Entonces qué hizo?
- Yo veo el deporte como algo en donde tú puedas crear un impacto. Me gusta ser yo mismo y que la sociedad lo sepa. En el karate eso es un poco oculto, porque es más marcial y no muchos lo ven. La MMA es muy popular sobre todo en Estados Unidos y por eso decidí venirme. Pasó un año desde ese viaje a Japón hasta que pude venir. Junté la plata, esperé la visa, me fui de La Serena a Maipú a entrenar mientras. Fue difícil.
- ¿En qué aspectos vio las dificultades?
- Cuando me fui a Santiago me costó. Echaba de menos a mi familia. Creía que estaba listo para vivir solo, pero fue duro. Ya cuando me vine a Miami estaba mucho más maduro y con una fortaleza mental distinta.