ENTREVISTA AS
El crack chileno que se sitúa entre los mejores del mundo: “Soy súper patriota, pero falta apoyo”
Diego Herrera salió octavo en la categoría Prestige del último Mundial de Super Enduro. Fue el único latino en el certamen: “Estar muchos meses afuera descoloca un poco”.
Uno de los deportistas nacionales que más ha destacado en los últimos meses es Diego Herrera (26). Recientemente, el chileno logró quedar octavo en su primera temporada en la categoría Prestige del Mundial de Super Enduro, la modalidad más competitiva del certamen y donde participan los pilotos más avezados del planeta. “Había estado antes en la categoría juniors, hasta 23 años, pero esto fue otra cosa. Acá están los peces gordos”, señala, en diálogo con As.
La competición se realiza en países como Hungría, Polonia, Israel y Alemania, por lo que el deportista de Monster Energy estuvo cuatro meses sin volver desde Europa. “Lo que más extrañé es la logística que tengo acá, en mi taller en Chile. Allá tuve que hacer muchas cosas yo solo. En el tiempo que estuve fuera logré entrenar y prepararme, pero igual te descoloca un poco, te marea”, declara el oriundo de Talca.
- Consiguió un excelente resultado en el Mundial. ¿Cómo lo vivió?
- Es el cuarto campeonato que compito, pero primera vez en la modalidad más pro. Hubo bastante incertidumbre en un principio, porque el Covid aún está y eso hacía que la planificación fuera bien cambiante. En moto pude entrenar poco, y al principio me faltaba confianza, sentía que no había llegado bien preparado para competir con los mejores del mundo, pero en las últimas fechas ya me sentí súper cómodo, me acerqué a los primeros puestos y eso me dejó muy contento.
- ¿Las restricciones por Covid eran muchas?
- La verdad es que no, había ciertos requisitos en algunos países, pero el tema ya es más que conocido. En los países nórdicos las restricciones eran pocas, no había mucho control, la gente andaba sin mascarilla. Se asumió que había que vivir con esto. Tampoco vamos a estar pasándonos los años sin poder vivir y hacer lo que uno le gusta. En Israel, por ejemplo, sí hacen PCR, hay que mantener una cuarentena, pero nada es tan restrictivo como lo que he visto en Chile.
- Estuvo durante cuatro meses en Europa. ¿Fue difícil? ¿Extrañó algo?
- He tenido la posibilidad de viajar harto, desde chico, entonces desde el tema de apego, se me da bien. Al final, te acostumbras a ese estilo de vida. Allá viajé y conocí harto, me moví bastante para ir a entrenar. Viajé a España, de hecho, solo a entrenar. Obvio que se extraña estar con la familia y amigos también, pero sobre todo extrañé el tema de la logística. Estar un poco más ordenado. Allá uno anda corriendo entre competencias. Pude entrenar y preparar las cosas, pero tenía que hacer todo yo, y muchas cosas a la vez, sin la logística de mi tallercito acá. Eso te descoloca un poco, te marea.
- ¿Cuál es el balance que hace? ¿Qué debiese mejorar?
- Tras dos años sin competir, me vi un poco incómodo, inseguro, pero con los años de circo que tengo, la experiencia siempre está. Al principio faltó aguantar las carreras, porque no tenía ritmo. Lo que sí me faltó, es no haber tenido una pretemporada, porque el Mundial es súper demandante física y mentalmente, se necesita estar fuerte. Algo que me sirvió mucho fue entrenar en España con pilotos de la modalidad, de los mejores del mundo. Entrené en el mismo circuito que lo hizo el campeón mundial. Eso te da un aprendizaje visual, de la técnica que ellos emplean. Y no solo hay que saber entrenar, sino también cuánto descansar.
- Llegó a la competencia más exigente del mundo en un deporte que, en Chile, no es muy masivo. ¿Cuánto le costó?
- Fue siempre difícil. A mi familia le agradezco mucho el apoyo, lo valoro, porque ellos me dijeron cuando empecé “si tienes las ganas, si es lo que en realidad quieres, dale, nosotros te apoyamos”. Obviamente, esto no solo conlleva las ganas, sino también recursos, costearse muchas cosas. Agradezco a las marcas que me apoyaron en su minuto, como Monster Energy, que hasta el día de hoy estamos trabajando en conjunto. Ya son ocho años y nunca me dejaron, ni en pandemia. La gente que conocí en Europa también me colaboró. Mi equipo alemán que me ayudó en el ámbito internacional. Es un tema muy sacrificado de autogestión. Yo desde chico tuve el privilegio de viajar, pero hay que apechugar no más. En los inicios fue sufrido. Me acuerdo cuando viajé a mi primer Mundial, a los 15 años. No pude volver después por los costos de pasaje. Tuve que quedarme en Italia, arreglándomelas como podía. Tampoco podía entrenar, por los costos que eso significaba. Fue sufrido, pero aprendes a valorar las cosas.
- ¿Qué cree que falta para que la disciplina se masifique en nuestro país y tengamos más pilotos de nivel mundial?
- Bueno, como en todas las disciplinas, falta apoyo. Faltan escuelas de formación de nuevas generaciones. Si el niño tiene el talento y las ganas de hacer del deporte su profesión, también tiene que haber recursos. Yo ahora fui el único latino que compitió en el Mundial, y que te nombren y mencionen a tu país, es bonito. Chile se hace conocido afuera, está la imagen del país ahí también, pero no hay un apoyo. Y por más sacrificios que uno haga, si no hay recursos, no se puede. Yo soy súper patriota, llevo la bandera chilena detrás del caso, me gusta representar al país, pero falta apoyo.
- Hoy ya está de vuelta en Talca, su ciudad. ¿Qué es lo que se viene?
- Hoy estoy haciendo clases de motos, de iniciación a niños. Está buenísimo. Hace varios años que empecé con estas clases y aprovecho los tiempos libres entre competencias para seguir haciéndolo. Me he involucrado cada vez más en el tema de las nuevas generaciones. Sé que muchos niños también están muy metidos en la tecnología, lo que está fantástico, pero se está dejando de lado el tema deportivo. Esta instancia les permite estar en grupo, pasarla bien, jugar y hacer deporte. Quiero traspasar ese cariño y que sea algo entretenido. También tengo unos viajes programados a Santiago, para charlas. Y seguir entrenando, para las competencias futuras, que aún no sé bien cuáles serán.