Entrevista As
Llevó la insignia de Colo Colo a la competencia más extrema del mundo: “Fue muy lindo”
El piloto chileno Tomás de Gavardo, hijo del histórico ‘Cóndor de Huelquén’, corrió su primer Rally Dakar: “Siento que él está siempre conmigo”
Luego de 13 años, el apellido de Gavardo volvió a decir presente en un Rally Dakar. Esta vez el encargado fue Tomás (23), hijo mayor de Carlo, el histórico ‘Cóndor de Huelquén’. El piloto nacional, parte del equipo Bas World KTM Racing Team, completó la extrema carrera que se disputó en Arabia Saudita, finalizando 33° en la categoría Rally 2 para pilotos privados y 50° en la clasificación general de motos.
Tomás logró alcanzar la meta en su debut en la competencia más difícil de su vida, la que contó con varios simbolismos para él. Por una parte, significó continuar el legado de su padre, uno de los pilotos más importantes de la historia de nuestro país y quien lamentablemente falleció en 2015 tras sufrir un paro cardíaco. “Siento que está siempre conmigo”, dice a As. También, tuvo un lado más anecdótico: corrió como embajador del Club Social y Deportivo Colo Colo y llevó la insignia del Cacique hasta Medio Oriente.
“Soy muy hincha, desde pequeño, entonces ha sido un sueño poder llevar la insignia hasta el Dakar. Es algo súper lindo porque soy fanático desde que soy niño. Edmundo Valladares se acercó a mí y salió todo súper rápido, fue una conversación y listo. Espero que este trabajo en conjunto vaya creciendo durante el tiempo. En cosas como estas es que se demuestra que Colo Colo es Chile, no solo en fútbol sino en muchas disciplinas”, señala el deportista de Activo Más.
- ¿El club estuvo pendiente de su rendimiento?
- Sí, porque además el Dakar se corre también en una fecha donde no hay obstáculos, por decirlo de alguna forma, no hay fechas en el Campeonato ni torneos internacionales, entonces ellos estuvieron muy pendientes de lo que estuvimos haciendo allá. Se interesaron mucho.
- ¿Cómo evalúa su primera experiencia en la carrera?
- Estoy muy contento de haber terminado la carrera, primero que todo. En las últimas semanas me he sentido bien, en todos los parciales, en todas las etapas me sentí súper bien. Siento que con el equipo cumplimos la meta que nos habíamos propuesto, que era terminar dentro de los cincuenta primeros en la general. Creo que la parte más difícil fue la etapa dos y tres de la primera semana, porque llovió mucho, se hizo súper complicada y hacía mucho frío. Además, habíamos llegado tarde al campamento. Fueron días muy sacrificados y que nos pusieron al límite, pero fue un filtro también para lo que venía después.
- Contó hace unos días que le había salvado la vida a un par de competidores durante la carrera. ¿Fue una situación muy impactante?
- Sí, es siempre una experiencia muy fuerte ayudar a personas en medio de la carrera. Uno nunca sabe lo que tienen, porque además están en shock. Sumado a eso, la comunicación se hace difícil, porque eran de otros países, con idiomas que uno no habla. Recuerdo que uno era árabe y otro francés. Es complicado. El airbag también se les infla, y uno no sabe muy bien si lo que tienen es una uña comprometida o quizás la clavícula, entonces hay que tener mucho ojo en lo que uno hace o no. Es súper fuerte.
- ¿Usted tuvo alguna lesión en el trayecto?
- Tuve un esguince en la muñeca derecha. En mi caso no fue porque me caí, sino porque en un cortado de duna salté al vacío y caí plano, y ahí la muñeca se me deslizó e hizo palanca, entonces me quedó doliendo un poco. Pero logré terminar la etapa igual y con el correr de los días el dolor fue disminuyendo.
- Llevó el apellido de Gavardo de vuelta al Dakar después de 13 años. ¿Pensó en su papá mientras corría?
- Más que pensar en él en algún momento preciso, siento que siempre está conmigo, que cuando yo estoy arriba de la moto, él me está acompañando. Siempre lo tengo en mi recuerdo y es bonito pensarlo así.
- ¿Cuál fue la mayor enseñanza que él le dejó?
- Yo creo que más que la parte motociclística, lo más importante fue la parte humana… Aprendí cómo era él, su humildad, su forma de tratar a la gente y de enfrentar la vida. Fue lo que más me marcó, más que lo bueno que era para la moto. Creo que lo otro era más importante y resaltaba aún más en él. Esas cosas buenas trato de llevarlas a cabo y seguir sus pasos.
- ¿El Dakar fue para usted una prueba extremadamente demandante en el aspecto físico?
- Más que solo físicamente, siento que la primera semana, sobre todo, me puso a prueba también mentalmente. Físicamente me sentí bien. Obviamente que ningún entrenamiento te prepara para ese nivel de exigencia, porque hay nervios, está la parafernalia de lo que significa un Dakar… Pero la misma carrera te va moldeando, año a año te va entregando matices, conoces cómo exigir tu cuerpo. Es una competencia tan extrema y donde existen tantas variables, desde el clima, la alimentación, el lenguaje, la gente, la cultura… tantas cosas de las que uno tiene que estar pendiente y atento para hacer una carrera limpia.
- ¿Cuál es su objetivo para el Dakar del próximo año?
- En el Dakar del próximo año la idea es, obviamente, mejorar lo que hice en este. Esa es la base. La idea es poder estar entre los 30 o 40 primeros en la general. Tengo que subir mi rendimiento en la primera semana, porque eso sería un buen apronte para enfrentar la segunda semana más tranquilo. Pero en esta edición lo hicimos bien. Tampoco me presiono ni busco un objetivo tan específico, porque no me quiero apurar. En esta disciplina el peak es a los 32 años, y tengo casi diez años menos, entonces lo que me preocupa más es saber dosificar, evitar lesiones y llegar a esa edad lo más entero posible.