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Entrevista As

Lo operaron siete veces y fue arquero de Palestino: la historia del chileno que brilla en Boca Juniors

Ignacio Berríos tiene una historia atípica en el deporte. Se fue a los 15 años a Buenos Aires y hoy apunta alto. “Nunca dije que me quería volver a Chile”.

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Lo operaron siete veces y fue arquero de Palestino: la historia del chileno que brilla en Boca Juniors

Ignacio Berríos tiene 21 años y por estos días está disputando junto a Boca Juniors la Final Four de la Liga de Desarrollo de Argentina, algo así como un Torneo de Reservas con las grandes promesas del baloncesto trasandino. Llegó en el 2017 a Buenos Aires, aunque su camino estuvo lleno de trabas y giros inesperados. En diálogo con AS, el pivot de 2.07 metros cuenta su esforzada historia.

“Arranqué tarde en el básquetbol, a eso de los 14 años, porque sufrí intervenciones quirúrgicas por un desviamiento del fémur. Siempre era muy grande, me costaba pararme derecho y crecía muy rápido. Las rodillas se me iban para adentro, era algo muy pronunciado, así que entre los 10 y los 14 años me operaron siete veces. En ese momento jugaba fútbol, tenis y hacía taekwondo, pero no podía desarrollar ninguna disciplina de manera continua”, cuenta desde Argentina.

- ¿Cómo se produce su llegada a Boca Juniors?

- Después de las operaciones del 2016, probé en el colegio y justo sacaron un plan que se llamó Gigantes para Chile que buscaba potenciar en el básquet a jóvenes altos. De ahí me fui a un club de La Cisterna que se llama Brisas y el profe tenía contacto con las series formativas de Boca. En ese momento necesitaban un interno para la Sub 17, así que mandó foto y me vine a probar.

- ¿Y quedó de inmediato?

- Vine en enero del 2017 a probarme por una semana y el profe me dijo que podía mejorar, que era chico de edad aún y que me podía desarrollar bien en Boca. En febrero ya empecé a vivir en la pensión del club. Igual fue una decisión difícil, yo decía que solo me iba a probar y que no era seguro que quedara, como que nadie me tenía fe porque llevaba poco jugando al básquetbol, menos de un año. Por lo mismo, igual noté que estaba detrás de todos, tenía una marcha menos y pensé que no me iban a dejar, pero el DT dijo que tenía buena altura y que me querían trabajar.

- Ahí tenía solo 15 años, ¿costó irse a otro país y dejar a la familia?

- No fue fácil, pero lo que rescato es que los chicos de acá son 10 puntos, se portaron muy bien. Era el más chico de la pensión, el único extranjero, pero nunca hubo diferencias por ser de otro país, eso me ayudó. A veces igual me frustraba y extrañaba a mi familia, pero nunca dije que me quería ir.

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- ¿Qué balance hace de estos años allá?

- Muy bueno, por lo que me han dicho, han visto una evolución muy grande, aprendí casi todo acá en el club. En Chile entrenaba menos por tema de disponibilidad de canchas y acá me llevaron a nutricionistas y a un kinesiólogo que me ayudó con la postura, porque con tanta operación no podía elongar.

- Y dentro de la cancha, ¿cómo es su presente?

- Formo parte del equipo de la Liga de Desarrollo que es Sub 23. Jugamos a la par de la Primera División, con mismo formato del torneo, un día antes o el mismo día. Es como un torneo de reservas y ya es la tercera temporada que estoy.

- ¿Ha tenido chances en el primer equipo?

- Boca debe ser uno de los mejores a nivel nacional en cuanto a infraestructura, la parte médica. El cuerpo técnico también es muy bueno, ya entreno en el plantel profesional y en algunos partidos de Primera he estado en el banco y a veces me ha tocado entrar. Es muy lindo porque compartes con los mejores a nivel nacional y con extranjeros que juegan en sus selecciones.

- Por TV se ve que la hinchada del básquet es igual de apasionada que la del fútbol...

- El hincha de Boca está loco. Yo soy futbolero, fanático de la U, pero desde que llegué me sorprendió cómo son acá. Son enfermos por los colores, en cada partido de Primera están ahí, siempre fieles. Además, en todos lados hay hinchas de Boca, a cada lugar que vamos. Me sorprende la pasión, me gusta ver cuando la hinchada canta.

- ¿Y tienen alguna relación con el equipo de fútbol?

- Yo vivo en la pensión y al frente está La Bombonerita (gimnasio del club). En su momento, cuando el equipo de fútbol aún no tenía la cancha, ellos entrenaban acá. Te saludaban y eran muy buena onda. A nosotros nos dan entradas para ir a los partidos y ver uno en La Bombonera es muy lindo ver esa fiesta y cómo late el estadio, porque eso pasa, te lo confirmo.

Su paso como arquero de Palestino y la Roja del básquet

- A propósito de fútbol, ¿cómo fue ese paso por Palestino?

- Fue muy corto el lapso. Era arquero en mi colegio y el profe era entrenador en Palestino, así que estuve allá uno o dos meses. Yo me acuerdo que medía 1.93 metros con 13 o 14 años y el otro portero medía 1.60. Me pasaba que me gustaba mucho el fútbol, pero creo que no era para mí.

- ¿Cómo ha sido su relación con la Selección Chilena de Básquetbol?

- Me ha tocado estar en bastantes competencias, tanto formativas como también en la mayor y es algo muy lindo. Es un privilegio, un honor y siempre estoy a disposición. Ahora me han invitado a concentraciones del equipo adulto. De hecho, en la ventana anterior en Buenos Aires estuve entre los 12 citados y pude debutar, fue algo hermoso.

- Por lo que ha visto en Argentina, ¿qué falta en Chile para ser protagonistas a nivel sudamericano?

- Chile viene mejorando en el último tiempo, pero en cuanto a diferencias, acá hay muchas competencias Sub 21 y Sub 23. En Chile muchas veces no hay y llega una edad en que si los chicos no están en un equipo profesional no pueden seguir jugando. Para alguien de 17 o 18 no hay muchos torneos y eso falta. También acá hay muchas horas de trabajo.

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