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¡23 años después!

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Por decirlo en forma suave, era harto impresentable que Universidad de Chile ya llevara más de 20 años sin lograr un triunfo ante Colo Colo, en el Monumental. Clubes que ahora andan medio perdidos en el Ascenso ganaron y no se entendía por qué no podía hacerlo. Del 2001 hasta hoy, la U ha vivido las mejores etapas de su historia, con un tricampeonato nacional, el título de la Copa Sudamericana y dos semifinales de la Libertadores. Les dolió mucho a los azules que Frank Kudelka hablara de “miedo institucional” a la hora de ir a jugar al recinto de Macul, pero por el tiempo transcurrido y los contextos vividos algo de asidero tenía. Está bien el festejo tras la victoria por 1-0 y la foto del plantel con la garra blanca de fondo. ¡Fueron 23 años! No da para abrazarse tanto.

Los dirigidos por Gustavo Álvarez aseguraron la victoria en el primer tiempo. Durante esa parte del Superclásico, solo hubo un equipo en la cancha y fue el conjunto azul. El DT argentino arriesgó solo con dos volantes netos en el mediocampo, ante un equipo que tiene como contenido de juego vital el manejo del balón, pero le resultó plenamente. Marcelo Díaz (hasta que se cansó) e Israel Poblete fueron los mejores jugadores en la visita. Presionaron con intensidad y eficacia, y manejaron la pelota con verticalidad y lucidez. Ahí estuvo el motor del triunfo.

Pareció una osadía que Álvarez ratificara la estructura posicional de la victoria contra Copiapó. El 1-3-4-3 del trasandino indicaba que la U iba a optar por el juego directo y rápido en el Monumental. Es la fórmula táctica precisa para sorprender a un rival que propone tener el balón y expandirse en el terreno para que la pelota circule y se pueda hacer realidad el juego de posesión. Tras las acciones de recuperación, los azules atacaron velozmente, aprovechando las brechas y espacios entre sus rivales. En el gol, Emmanuel Ojeda interceptó, verticalizó con Maximiliano Guerrero, fue en busca de la devolución y envió el centro. Poblete, que se había desprendido del mediocampo, anotó de cabeza tras el roce del balón en Alan Saldivia.

Sí, en el segundo tiempo el desarrollo del partido cambió, pero estaba claro que iba a ser así. En su estadio y ante su público, Colo Colo tenía que reaccionar y si no era con juego, tendría que ser al menos con actitud y entrega. Los albos controlaron el territorio (las acciones se concentraron mayoritariamente en el sector azul) y también manejaron el balón. Estuvieron muy cerca del gol del empate y, por momentos, la U tuvo que defender con todo hasta dentro del área de meta. Pero no fue como en el pasado, cuando se sabía que el local finalmente iba a convertir. En el primer tiempo, el cuadro universitario creó una atmósfera de superioridad futbolística, que se mantuvo incluso defendiendo. También un equipo puede controlar el desarrollo de las acciones, interviniendo constantemente para que no le anoten en la portería. La superioridad en el juego puede ser también a partir de la función defensiva bien ejecutada. La cosa no es solo atacar y atacar.

Durante el complemento, el patrón de los azules fue recuperar e intentar acciones ofensivas largas y con algunos segundos más de desarrollo. Para eso, Álvarez mandó a la cancha a Lucas Assadi. Las conducciones agresivas son el eje del repertorio individual del canterano y el trámite iba a estar propicio para su talento y creatividad. Solo faltó la habilitación final, dejando a un hombre con ventaja ante Brayan Cortés, para que el diseño del plan de juego del segundo tiempo hubiera sido completamente eficaz. De todas maneras, a los azules les bastó con la producción futbolística inicial para un triunfo que se demoró muchísimo en concretarse. Sí, la alegría es máxima y se entiende, pero nada justifica que hayan pasado más de dos décadas entre el gol Carlos Garrido, en septiembre de 2001, y la cifra de la victoria de Poblete este domingo en el Monumental.