Adiós Profe Sulantay
“Y si nos quedamos sin delanteros, pongo a Isla de 9″. Sulantay gesticulaba con vehemencia, convencido de su alternativa ante una eventual emergencia. Chile jugaría al día siguiente por los cuartos de final del Mundial sub 20 de Canadá, en el increíble estadio Olímpico de Montreal. Quien redacta esta columna lo miraba incrédulo.
“Pero Isla no es delantero, profe”, le contesté, mientras en una hoja de papel me seguía describiendo el partido que imaginaba ante Nigeria, el rival de turno.
“Isla juega de todo, sólo que todavía no lo sabe”, remató el entrenador, antes de despedirse.
Al día siguiente se midió la Roja ante los africanos. Alexis Sánchez, que ya venía lastimado, terminó de lesionarse al cabo de los primeros 45 minutos. Nicolás Medina, centroatacante titular, debió ser reemplazado. Ingresó Jaime Grondona y respondió con un gol, pero también debió salir por un fuerte golpe. ¿Qué hizo Sulantay? Envió a Mauricio Isla desde la zona de los volantes a comandar la contra, como delantero. ¿Resultado? Isla hizo dos goles, la Roja ganó 4-0 y clasificó a semifinales.
José Sulantay veía cosas que uno no era capaz de ver. Pero no se guardaba el secreto. Te lo explicaba, lo exponía con paciencia, para que uno entendiera por qué hizo ese cambio, porqué cambiaba el esquema, por qué un futbolista era suplente cuando la rompía en el entrenamiento.
Mientras se disputaba ese Mundial Juvenil, la selección absoluta jugaba en paralelo la Copa América en Venezuela. Escándalo de Puerto Ordaz y eliminación incluida. La dirigencia despidió al técnico Nelson Acosta. Tras el entrenamiento de la sub 20, me acerqué a Sulantay y le pregunté quién debería ser el próximo entrenador de Chile. No se tardó dos segundos: “Bielsa”, fue su respuesta. “Imagínate a Alexis con Bielsa. A Mati Fernández. A Carmona, a Vidal, al huaso, al Gary. No hay ninguno mejor que Bielsa para este grupo”. Antes de subir al bus me dijo que conocía al rosarino desde la década del 90, mucho antes de ser el Loco, antes de tomar el primer equipo de Newell’s, antes de construir una carrera referenciada.
Sulantay ya lo sabía.
Antes que Jozic, jugó con líbero y stopper. Antes que Bielsa, cambiaba el esquema con los mismos jugadores en el mismo partido. Dirigió a la generación dorada antes de ser dorados. Marcelo Bielsa reconoció que buena parte de su decisión de aceptar dirigir a Chile fue por los Mundiales sub 20 que jugó la Roja de Sulantay en Holanda 2005 y en Canadá 2007. Había materia prima. El Negro no la descubrió, pero fue el primero en hacerla brillar.
Sulantay era de la vieja escuela. De los que te hablaban al borde de la cancha, de los que te saludaban por el nombre, de los que te explicaban el juego, aunque no lo entendiéramos, de los cascarrabias por fuera pero generosos por dentro. Alguna vez estuvo a punto de llegar a un grande de Chile, pero los dirigentes lo rechazaron porque no les gustó que llegara a la reunión decisiva con la camisa abierta hasta el tercer botón y, obviamente, sin corbata.
“Nuestro error fue pensar en el segundo gol cuando todavía no habíamos hecho el primero”. “A Vidal hay que enderezarlo, porque puede jugar en cualquier equipo del mundo”. “Alexis Sánchez no tiene puesto fijo, es delantero”. “En mi equipo Gary juega siempre”. “Isla es el mejor futbolista de Chile, pero él no lo sabe”.
Gracias José por la paciencia, por el llamado telefónico cuando lo estaba pasando mal, por enseñarme sobre las líneas de pase, por contestar siempre, por nunca olvidarse, siendo que el protagonista eras tú.
Si eres grande, puedes ganar títulos, forjar una carrera, ganarte un prestigio. Si eres muy grande, pero muy grande, clasificas a dos Mundiales seguidos. Si eres un crack, te despide la comunidad, los hinchas de todos los clubes y también esos chicos que dirigiste cuando nadie conocía y hoy son parte de la mejor generación de futbolistas chilenos de todos los tiempos.
Adiós profe. Adiós José. Adiós Negro querido.