Berizzo y el fin de la generación dorada

No es un misterio que la mejor generación de la historia del fútbol chileno está viviendo sus últimos capítulos. Un proceso natural, normal, que padecieron las selecciones que lograron confluir a un grupo de futbolistas que superaban la media. El punto es como construir puentes para las generaciones posteriores, porque hay casos en donde la extinción de las generaciones doradas se convirtió en un asunto traumático. Bien lo saben en Perú, que después de jugar los Mundiales del 70, 78 y 82, de ganar una Copa América en 1975, tuvieron que esperar décadas hasta volver a clasificar a una Copa del Mundo. Recién retornaron para Rusia 2018. Paraguay, Colombia, Uruguay, han pasado por procesos similares, más largos o más breves. En Europa el ejemplo más ilustrativo es el de Hungría, equipo que dominó la escena en la década del 50, con título olímpico, con subcampeonato del mundo y con un rendimiento legendario. Y después nunca más. Ni de cerca.

Eduardo Berizzo, en una serie de reuniones con periodistas y actores del medio, entregó una serie de reflexiones. Una de ellas tiene que ver con el cierre inminente de la generación dorada. Un cierre que no es aplicable por decreto, sino por decantación natural de algunos protagonistas. Y no es extraño tampoco que los jugadores que el técnico aún considera sean los principales estandartes de ese grupo: Claudio Bravo, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez.

No es extraño por varios motivos. Primero, por vigencia. Pese a que ya no militan en los clubes estelares de antaño, siguen en competencias de alto nivel. España, Italia, Francia, Brasil. Jugando más o jugando menos, continúan en una esfera superior, eso instala su rendimiento por sobre la media.

Pero además poseen uno de los rasgos claves que compartían con el grupo de los “dorados”. Un gen competitivo a toda prueba. Entienden Bravo, Medel, Vidal y Sánchez, que para competir en altos niveles no basta con tener aptitudes sobresalientes (característica que les sobra) sino que debe ser apuntalada con un trabajo sostenido, con una disciplina del entrenamiento que les permita estar siempre en condiciones de marcar diferencias en el campo. Otra cosa son los rendimientos, individuales y colectivos, que a veces son más altos y a veces más bajos. Pero estar permanente preparados para pelear por un puesto, para ser titulares, para acceder a un trofeo. ¨Para seguir ganando.

Berizzo no descubre nada nuevo con su diagnóstico. Su rol será gestionar directamente algo que ya está en el ambiente y que cuesta y seguirá costando. Lo padeció Reinaldo Rueda, lo sufrió Martín Lasarte. Recambio, renovación, regeneración. El nombre da igual. El paso de un grupo que aún mantiene una columna de estandartes, pero que debe ser sustituido por otros nombres propios que no tienen el mismo peso, ya sea por condiciones, por aptitudes o porque no juegan en los mismos niveles que los de antaño.

Porque nosotros, los de antes, ya no somos los mismos. Y eso hay que asumirlo.