¿De qué lado estás?
Las palabras de Sergio Jadue son, técnicamente, las palabras de un dirigente que espera condena. Eso no debe olvidarse.

Repetir tantas veces una mentira hasta que se convierta en un espejismo, una imagen que parezca real, que se vea real, que engañe, pero que jamás lo será.
Convencerse tantas veces de tener la razón, argumentarla con soberbia y altanería, hasta que parezca un discurso tan aprendido que no tiene grietas, no lo hace más verdadera si está sostenida sobre bases difusas o derechamente falsas.
Las palabras de Sergio Jadue, ex presidente de la ANFP, son de un surrealismo tan presente que nos sirven para mirarnos al espejo y realizar propios exámenes, dado que la vara de la honestidad y la prudencia parecen estar toralmente ajenas en esta discusión.
Jadue ha acomodado tantas veces su versión, con adaptaciones tan alambicadas, que sus dichos encuentran eco en un momento de crisis total en el fútbol chileno. En otro instante, estas mismas palabras, serían evaluadas en su mérito, pues provienen de un dirigente que reconoció graves actos de corrupción, que fue castigado a perpetuidad para cargos relacionados al ámbito del fútbol y que lleva casi una década esperando una condena que a esta altura será casi decorativa.
La defensa de la libertad de expresión es máxima, pero cabe la pena preguntarse, ¿Todas las expresiones son válidas? ¿Todas las declaraciones pesan lo mismo?
Las palabras de Sergio Jadue son, técnicamente, las palabras de un dirigente que espera condena. Eso no debe olvidarse ni dejar al margen de la ecuación.
Cuando critica con fiereza a Pablo Milad y su gestión, puede tener argumentos que son compartibles. Chile no tiene peso a nivel continental y la afrenta al despojarlo de la organización de los primeros partidos del Mundial 2030 y enterarse por los medios de comunicación, fueron una humillación pocas veces vista y, francamente, difícil de tolerar. Sus críticas al momento actual de la competencia pueden tener asidero y sentido, pero no podemos olvidar de donde provienen. Su insistencia en adjudicarse un protagonismo que no tiene, de sumar como meritorios aspectos que están más ligados a la trampa, sólo retratan fielmente el tipo de personaje de quien estamos hablando. Si ufanarse de la trampa es mérito, vaya costalazo que estamos permitiendo.
Pero las palabras de Jadue, además, limitan a un nivel secundario el trabajo de un grupo de jugadores irrepetible, de un cuerpo técnico que pasaba por un momento altamente virtuoso y de logros posteriores. Porque en la lógica de Jadue desaparece, de manera inexplicable, el título de la Copa América 2016, momento en que él ya estaba fuera del fútbol por tener líos judiciales y corruptos bastante severos que debía atender.
Tanta es la osadía, que menosprecia el trabajo de entrenadores anteriores y posteriores, como Marcelo Bielsa, cuyo peso en el mejor momento de la historia de la selección nacional es admitido por todos y todas.
Jadue dice, con una soberbia propia de las personas inseguras que necesitan el reconocimiento ajeno, que algunos están para hacer historia y otros para comentarla. Y tiene razón. Él hizo historia. Fue el presidente del fútbol chileno al momento de ganar su primera Copa América. Y también hizo historia por llegar al poder porque Jorge Segovia no pudo asumir la testera, porque fue uno de los dirigentes castigados por actos de severa corrupción, hizo historia también por ser el único timonel del fútbol chileno en escapar del país, diciendo que iba de vacaciones. Hizo historia por ser un soplón en la investigación y así cazar a otros dirigentes y tratar de reducir su pena y por ser, hasta ahora, el único dirigente que mantiene una sanción de por vida para ejercer cargos deportivos.
Tiene razón Sergio Jadue cuando critica con dureza al periodismo deportivo. Nos equivocamos severamente al premiarlo un año como el mejor dirigente (testimonio del cual después fue despojado) y nos seguimos equivocando, en muchas partes, en criticar con tibieza a un dirigente que fue sancionado por actos de corrupción. Porque quedarse con plata ajena no es un error, es un delito. Y eso se debe decir fuerte y claro y no siempre sucede.
Lo increíble del podcast donde Sergio Jadue emitió sus declaraciones es su nombre. ¿De qué lado estás? Surrealista. Casi mágico. Una postal de nuestros tiempos.
Noticias relacionadas
Tenemos claro de qué lado está Sergio Jadue. Se lo reconoció a la justicia americana cuando delató a sus compañeros de corrupción y rogó por una sentencia más benévola, cosa que seguramente va a obtener.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí


