El Clásico y el ‘Cuento del tío’

Fue un partido fome, con poco brillo y que jamás adquirió el ritmo de juego esperado. Universidad Católica y Colo Colo decepcionaron en la reciente edición del Clásico. Había expectativas, un marco adecuado (con toda la batería de publicidad respectiva), pero cuando comenzaron las acciones no pasó nada en Santa Laura.

En el bajo nivel futbolístico dominante, los albos lograron el control del juego durante el primer tiempo. Tuvieron mayor tiempo el balón y esto se reflejó en las situaciones de finalización que sumaron. Sí, Colo Colo pudo partir al entretiempo en ventaja, no habría sido sorpresa. Sin embargo, tampoco sirvió para jerarquizar el enfrentamiento.

Fue muy llamativo lo de la UC, dejando en claro que, por muchas vueltas que Ariel Holan le dé al asunto, aún no halla la propuesta de juego que conforme. Colo Colo puso a hombres en situación de finalización en acciones de táctica fija y a través de centros, con la defensa cruzada aparentemente bien posicionada, pero igual los albos conectaron el balón. Después, con un jugador más por la expulsión de Leonardo Gil, el local no lideró a cabalidad el desarrollo del partido. Promediando el complemento, tampoco hubo duda de que todo terminaría sin goles.

El Clásico, en algún momento, puede llegar a ser el duelo más importante del fútbol chileno. Claro, depende de cómo ande la U, porque si con los azules no pasa nada y si la UC, por ejemplo, disputa directamente el título, el enfrentamiento con el Cacique evidentemente puede adquirir enorme trascendencia y relevancia.

El tema es que cuando los jugadores entran en acción todo aparece diluirse. La antesala, en la que poderosamente también intervienen los medios de comunicación, da cuenta de un partido de alto vuelo, atractivo, trepidante, cosas que finalmente no ocurren. Esto pone en la mesa otra vez el tema del autoengaño del torneo local.

Vivimos ensimismados en lo nuestro, creyendo que el fútbol chileno es una liga de fantasía. Tremendo error, porque al primer testeo real, confrontándose con oponentes de nivel del exterior, queda todo al desnudo.

Los niveles de intensidad (entendida como la acumulación y repetitividad de acciones técnico-tacticas) están lejos de los parámetros internacionales. Tampoco existe un desarrollo profundo de las transiciones como elemento central del modelo de juego, partiendo de la base de que hoy constituye el eje de funcionamiento en la mayoría de los equipos del máximo rendimiento.

Esperar más del Clásico no se condice con nuestra realidad, pero igual siempre nos entusiasmamos. Seguimos inmersos en el autoengaño local y lo probable es que, antes del próximo Clásico Universitario que se disputará a fines de abril, otra vez empecemos a creernos el ‘Cuento del tío’.