El ojo del Tigre

Durante la semana pasada, Ricardo Gareca dio una serie de entrevistas a varios medios de comunicación, otorgando pistas sobre su plan al frente de la Roja.

Gareca no sorprendió demasiado con sus declaraciones, lo que en rigor no tiene nada de malo. Un entrenador de larga experiencia, que ha sabido dirigir selecciones nacionales con buenos resultados, sabe que el manejo de un grupo es sustantivo a la hora de convencer con una idea de juego.

Asegurar que las puertas de la Selección están abiertas a todos parece ser un obvio primer mandamiento. Y el segundo, en la misma corriente, es reconocer que en los últimos exponentes de la generación dorada a una referencia ineludible. La mención a algunos futbolistas que ya parecían lejos del radar de la Roja, como Mauricio Isla, Marcelo Díaz o Eduardo Vargas, es parte de una declaración de intenciones. Esto no significa necesariamente que los va a convocar a todos, pero al menos expone una partitura en donde los grandes tienen un lugar de reservado respeto que el nuevo entrenador explicita de manera clara y contundente. De ese modo se presenta ante el grupo como lo que es, un tipo de fútbol, que conoce a estos jugadores, que los enfrentó muchas veces, que ganó y perdió ante ellos y que ahora comienza a escribir una nueva historia. Los nuevos nombres serán los rastros dónde podamos seguir lo que pretende el entrenador en esta competencia tan extraña como son las eliminatorias del cono sur. El arranque de Chile no ha sido bueno. Pese a eso, una eventual clasificación no está tan lejos numéricamente. La distancia en cuánto a nivel de juego parece ser más amplia.

Si miramos en los mejores equipos de Gareca, el sistema 4-2-3-1 se repite con frecuencia. Todo diseño se explica a partir de los intérpretes, aunque los técnicos persisten habitualmente en uno predilecto. Podemos imaginar un Chile con ese croquis y saltan dudas inmediatas. ¿Ese referente de área puede ser Alexis Sánchez? Gareca usaba en Perú a Paolo Guerrero o Gianluca Lapadula, jugadores que características distintas al tocopillano. ¿Lo usará como ese futbolista detrás del centrodelantero y otro ocupará ese lugar? ¿Cómo encajan Diego Valdés, Ben Brereton, Marcelino Núñez, que han recuperado su nivel? ¿Tiene Arturo Vidal espacio en este equipo?

Son preguntas abiertas que Gareca respondió con oficio en las diferentes entrevistas, pero cuya única realidad tangible veremos en sus primeros amistosos a finales de marzo.