Fuera

Si Chile pierde con Venezuela, está fuera del Mundial.

Si Chile empata con Venezuela, está fuera del Mundial.

Si Chile le gana a Venezuela, también está fuera del Mundial.

Cuando nos aferramos a la matemática, hay que ser frío. Incluso ganando el martes, las chances de clasificar siguen estando lejos. Se acortan un poco, pero la brecha sigue pareciendo inalcanzable.

Aferrarse a los números camufla un diagnóstico aún peor. Hasta ahora, la tabla no miente. Chile es el equipo que peor juega en las clasificatorias. El 16 de noviembre se cumplió un año de la renuncia de Eduardo Berizzo a la banca nacional. En aquel momento, la salida del técnico parecía un clamor popular, sólo parecido a las voces que pregonaban que Ricardo Gareca era la solución plausible para el mal momento nacional. En aquel noviembre, Chile tenía apenas cinco puntos en las clasificatorias.

Hoy tiene seis.

Un año después, tiene seis.

Seis partidos eliminatorios después, la Roja ha sumado solamente un punto.

Así es imposible.

El equipo ha mostrado muy pocas variables y un fondo de juego que asoma con tibios brotes verdes. Un ratito contra Brasil. Otro ratito contra Perú. La matemática te abre ciertas ventanas. La pelota está estancada en campo propio.

Es duro decir que hoy todos juegan mejor. Es duro decir que el futuro se ve desolado. Es duro decir que este debe ser de los peores momentos en la historia del seleccionado, porque las perspectivas están lejos, muy lejos.

¿Le puede ganar Chile a Venezuela? Por supuesto que puede. Y eso acorta las distancias. Ojalá que el equipo muestre algo más que las estadísticas. Porque con los números no está alcanzando.