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La deuda de arrastre de Gareca

El partido contra Panamá no da para sacar conclusiones tajantes. Es bueno jugar, es bueno ganar y ante rivales de escaso tonelaje, hay que vencerlos de manera contundente. Nunca es fácil hacer seis goles y Chile lo hizo. Pero el último duelo de la Roja no se parece a lo que se venía jugando ni menos a lo que está por venir: las clasificatorias no se parecen a nada, ni siquiera a una Copa del Mundo.

Dicho esto, es saludable para Ricardo Gareca ampliar el volumen de nombres seleccionables. Con 11 jugadores tú puedes eventualmente ganar un partido. Para clasificar a un Mundial o pelear el repechaje necesitas más de 20 disponibles con rendimientos relativamente parejos.

Existe una especie de obsesión con la formación titular, cuando ese es sólo un croquis inicial en un partido. Hay varios nombres que jugaron contra Panamá que ya están en el radar del entrenador: Cortés, Hormázabal, Pávez, Cepeda. Otros sumaron su chance: Guerra, Ampuero, González, Pino. Quizás no para pelear un puesto, pero sí para ampliar la baraja. Gareca suele pensar en dos jugadores por puesto, pero hay suspensiones, lesiones, expulsiones y seis partidos que van a definir el futuro de la Roja.

A esto hay que sumar nombres que podrán ser considerados. Alexis Sánchez ya volvió a jugar en el Udinese, el DT le abrió la puerta a Carlos Palacios, incluso hay expectativa para una posible nacionalización de Fernando Zampedri. Da la sensación de que Chile tiene más cartas para jugar. El gran problema es la deuda de arrastre. Y es muy difícil saltar esa valla. Lo sabemos.