La leyenda sigue viva

Lo consiguió Arturo Vidal. Cuando optó por dejar Europa para llegar a Brasil, el chileno tenía la película bastante clara, pese a que igual dejó un poco descolocado su decisión. Tenía juego, y trayectoria de sobra, para haber prolongado su etapa en el fútbol del primer mundo, pero quería vivir la magia de uno de los clubes más grandes de América y no se equivocó. El referente de la Roja ganó la Copa de Brasil con Flamengo, estuvo en la cancha desde el inicio hasta el minuto 62 y lo disfrutó a concho. Fue uno de los que más celebró el campeonato, después de Rodinei, autor del penal de la victoria, y cruzó todo el campo de juego del Maracaná, eufórico, en el festejo.

Con la obtención de la Copa de Brasil, Vidal sigue ascendiendo en el podio de los mejores de la historia del fútbol chileno. El mediocampista sumó el título 24 y aumenta la ventaja como el más ganador. Lo sigue Claudio Bravo con 22 campeonatos y el tercero es Alexis Sánchez, quien registra 19 títulos. La leyenda en torno a la figura del hombre del Flamengo crece. Y eso que está a un paso de su mayor logró personal a nivel de clubes, luego del bicampeonato de América con la Roja. El próximo sábado, su equipo enfrentará a Athlético Paranense, en Guayaquil, para definir al nuevo campeón de la Copa Libertadores. Estuvo a un tris de ganar la Champions League, durante sus años en Europa, pero para los chilenos el torneo americano indudablemente también posee un aura mítica. Si solo Colo Colo lo pudo ganar desde que comenzó a disputarse en 1960. Es un trofeo a la altura de Vidal.

Conociendo su mentalidad ganadora, seguramente estos meses en el cuadro de Río de Janeiro no han sido de alegría eterna. La sensación es que el chileno tiene recursos futbolísticos de sobra para haber sumado más minutos como titular. Pero Dorival Junior se ha mantenido firme en su postura de que siga siendo una alternativa al cuarteto de volantes inamovibles para el DT, conformado por Joao Gomez, Everton Ribeiro, Thiago Maia y Giorgian de Arrascaeta. Los resultado han sido estupendos, no ha habido lesiones (solo algunas suspensiones puntuales) y a Vidal no le ha quedado otra que ¿conformarse? con actuar algunos minutos o con titularidades momentáneas.

Probablemente, debido a que se encuentra en una etapa ya no tan vital, sino que más ponderada de su carrera, el mediocampista ha afrontado con altura el desembarco en Brasil. Hay un contrapunto evidente con lo que le tocó vivir al sumarse al Barcelona, cuando expresivos emojis dejaron claro que estaba molesto por su mayor permanencia en la banca. Se toma con calma el asunto, pero igual sigue siendo el de siempre. Al ser reemplazado en la final de la Copa de Brasil contra Corinthians, se molestó y gesticuló. Nada grave, todo sin trascendencia. Después, alentó como siempre a sus compañeros, aleonó a la gente para que el griterío fuera mayor y, cuando su equipo estaba a un penal del título, se dio también un gran abrazo con el DT Dorival Junior. Del enojo en la sustitución nadie se acordó, quedémonos con el tremendo logro y lo extraordinario que es para cualquier chileno ganar un torneo así en Brasil.

La leyenda sigue viva y ahora Vidal va por el máximo trofeo de su etapa en clubes. Es un ganador neto y la esperanza es que se convierta en el tercer chileno que gane la Libertadores con un cuadro extranjero.