La película del Conce

Deportes Concepción fue desafiliado el 2016. Significó que tuvo que empezar a competir desde la categoría mínima del fútbol chileno.

Postuló a la Tercera División B y ascendió como subcampeón en el 2018.

Logró el ascenso a la Segunda División Profesional en el 2019.

Retornó a la Primera B a finales del 2024 luego de perder la final de la categoría ante Melipilla en tanda de penales. El conjunto metropolitano fue castigado por sanción administrativa, lo que significó el ascenso del conjunto lila.

El 7 de diciembre del 2025, en Calama, vence a Cobreloa y accede a la Primera División del Fútbol Chileno, tras una temporada en el ascenso.

Siempre con estadio repleto.

Si esta historia la contamos sin darle contexto, parece increíble. Concepción recorrió el tránsito que pocos clubes han debido remover en Chile, quizás ninguno, para alcanzar un regreso a la división de honor. Este objetivo no sólo no estaba en los cálculos ajenos, sino que tampoco en los propios. Según confesión de su dirigencia, el equipo se había armado para no pasar grandes zozobras, comenzar a cimentar un plantel que fuera, en años próximos, por el abordaje.

A veces la felicidad llega antes de tiempo.

A veces se va inesperadamente también.

Se podrían escribir ríos de tinta con la épica de Deportes Concepción y serían justos, estrechos incluso. Volver a creer en el fútbol como organización deportiva, entender que la identidad de un club se juega dentro de la cancha, se juega en las oficinas, pero sobre todo en el vínculo con la afición. Cuando Concepción entendió que debía reforzar un relato, una narrativa basada en su propia historia, no en cuentos de molde, comenzó a levantarse, construyendo un recorrido que tuvo bemoles, como toda historia y que hoy los instaló en un lugar de privilegio, donde reciben aplausos de todas latitudes.

Hubo apuestas deportivas, sin duda. Pocos recuerdan que Esteban González, el ‘Chino’, hoy el técnico más aplaudido tras su increíble campaña en Coquimbo, fue artífice de un par de ascensos en categorías minúsculas. O Manuel Suárez, que consigue el ascenso a la B y, lo más importante, subió el estándar de trabajo, que continuó con Patricio Almendra, un histórico del club.

En un plantel todos son relevantes, pero existe consenso que no se entiende el ascenso de Concepción sin el aporte goleador, de experiencia, de calma incluso en la victoria, de un jugador como Joaquín Larrivey, que con 41 años demuestra que el fútbol es mucho más que ganar o perder, hacer goles o errarlos. El fútbol es identidad, pertenencia y en el caso de Concepción, fuerza y coraje hasta el final.

Después de lograr el ascenso, Concepción se traslada en vuelo de Calama a Santiago y desde la capital viaja a su ciudad en bus, donde será recibido y aplaudido por quienes nunca lo dejaron caer, porque aquellos dirigentes que le pusieron ruedas y se lo llevaron, brillan por su ausencia.