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Los fantasmas de los Mundiales pasados

La selección chilena ha faltado a más mundiales de los que asistió. Por eso cada vez que se clasifica es un evento como éste deja estela, un cisma, un eslabón destacado en la línea de tiempo.

Se cumplen 60 años de la mejor participación de Chile en un Mundial y 40 de la peor.

El proceso que terminó con la Roja en el podio en el Mundial jugado en nuestro país fue la consecuencia de un círculo virtuoso que reunió voluntades y nombres propios destacados. Notables jugadores, un cuerpo técnico calificado, adelantado a su época, dirigentes con visión colectiva, apoyo sostenido del Estado, no de gobiernos de turno, afición que llenó los estadios comprendiendo que era una gesta irrepetible. El tercer puesto del equipo que conducía Fernando Riera es cualquier cosa, menos un accidente. En la cancha siempre hay espacio para el azar y las decisiones personales de los futbolistas, quienes ejecutan un plan elaborado. Pero para que eso se lleve a cabo se requieren cientos de entrenamientos, varias caídas, derrotas que dejan información y enseñanza, tomar determinaciones complejas y remar para un solo lado. Hace un tiempo el antiguo CDF, hoy TNT Sports, transmitió los partidos de Chile en la Copa del Mundo de 1962. Un equipo dinámico, vertical, que no rifaba balones, con jugadores en posiciones mixtas, capaces de resolver situaciones en un pestañeo. El resultado fue consecuencia de un trabajo planificado, al menos, un lustro antes.

Se cumplen 40 años de la peor actuación de Chile en un Mundial. En España la Roja jugó tres partidos y perdió los tres. Recibió ocho goles en contra y anotó tres. Así como los buenos resultado son parte de una planificación, los malos responden a un mapa mal diseñado, a decisiones erradas, nombres propios que no rindieron a la altura de la circunstancia, una preparación que no era acorde a una cita mundialista, malas determinaciones por parte del entrenador, un equipo que se estaba cayendo antes de jugar la máxima cita de todas. Chile llegó al Mundial tras una eliminatoria brillante. Invicto y sin recibir ningún gol en contra. La base del equipo venía de ser subcampeón de América en la edición de 1979. La Roja tenía buenos jugadores, pero no bien preparados para tamaño desafío. Y Chile terminó en el puesto 22 entre 24 participantes.

El fútbol está lleno de azar. A veces la diferencia está entre una pelota que da en el palo y otra que pica dentro de la portería. Pero esos detalles cambian el resultado, no el grueso de un proceso. Este se construye con tiempo, con decisiones acertadas, con voluntades orientadas hacia el mismo sitio, poniendo lo colectivo por sobre lo individual, con intérpretes de jerarquía. Con tiempo y paciencia. Ahora que comienza un nuevo proceso, sería bueno revisar la historia para saber qué cosas se hicieron bien y cuáles se hicieron mal. Eso que llaman aprendizaje.