Los hijos pródigos

El fútbol es un deporte donde prima la actualidad, dirán los fundamentalistas. Y es probable que tengan razón. Sobre todo cuando el parámetro es la alta competencia. No hay mañana, pregonan con altavoces.

Pero el fútbol, el deporte y casi todos los fenómenos sociales del ámbito que sea, tiene una alta dosis de nostalgia, añoranza, de reminiscencia a la que nos aferramos para persistir en un relato que no se sostiene solamente en el resultado. El Deportivo Ganar tiene corta historia.

Los retornos de grandes referentes a sus clubes de origen se incluyen en este cajón. El torneo 2024 nos depara algunos regresos, con historias diferentes, con expectativas distintas, pero que contienen una carga emotiva que traspasa generaciones. Porque no sólo Arturo Vidal regresa a Colo Colo 17 años más grande. Quiénes crecieron con él en ese equipo que dominó el segundo lustro de los 2000, también son 17 años más grandes, tal vez con descendencia a cuestas.

Lo mismo ocurre con Marcelo Díaz, aunque el bicampeón de América había recalado primero en el Audax Italiano antes de retornar a su lugar en el mundo. Díaz fue clave para escribir algunas de las páginas más gloriosas en esa Universidad de Chile de Sampaoli, probablemente el último gran equipo chileno.

A veces no eres campeón, pero logras meterte en la memoria de un club que hace décadas no sabe de trofeos. Es probable que pocos hinchas del Audax Italiano hayan estado vivos la última vez que el cuadro de colonia dio una vuelta olímpica por torneos nacionales. Pero cuando los dirigía Raúl Toro rozaron en un par de ocasiones un título que quizás merecían desde el juego. Es probable que muchos, itálicos y no itálicos, reconozcan que ese equipo era un deleite. Y Carlos Villanueva era el mejor en un grupo de estupendos futbolistas. No es nacido en el club, pero allí despegó. Villanueva respondía la plegaria que decía Galeano: una linda jugadita por el amor de Dios.

Universidad Católica le tendió una mano a Nicolás Castillo. El delantero supo ser campeón en los cruzados en etapas diferentes de su carrera y ahora, cuando su estado físico y deportivo estaba en duda, su club le da la oportunidad de devolver en cancha la apuesta.

Después vendrán los análisis, necesarios, justos, saludables. Después veremos si cumplen las expectativas cifradas en ellos. A veces hay que respirar un poco, mirar el horizonte y ver que la realidad nos hace un guiño hacia la nostalgia. Y vale la pena disfrutar ese período.