No lo vieron venir
El mercado de pases para Colo Colo ha sido lento y disperso. Han llegado pocos nombres y ninguno que remueva al tablero. Pero el mercado de pases para los albos ha sido, sobre todo, errático. Un asunto es no poder contratar los jugadores o puestos requeridos por el entrenador Gustavo Quinteros. Múltiples explicaciones para eso. Presupuesto, logística, el mercado chileno tampoco es de los más atractivos del vecindario. Pero otra cosa es la pérdida de jugadores que supuestamente estaban asegurados para el 2023. Harina de otro costal.
Una vez, pasa. Dos, preocupa. Tres, inquieta. Cuatro veces parece una crisis que en el caso de los albos necesita medidas urgentes. Primero se fue Gabriel Costa. Luego Gabriel Suazo. Más tarde Oscar Opazo. Ahora Juan Martín Lucero, con un conflicto legal y contractual ad portas, que nunca le hace bien a las partes involucradas. Cuatro futbolistas titulares en el esquema ideado por Quinteros.
Colo Colo ha dicho que pretende ir a Tribunales de alta envergadura por el caso del delantero argentino, pero el jugador ya expresó su deseo de partir. La historia demuestra que mantener a un futbolista a regañadientes nunca funciona. Pierden todas las partes. Lucero dejaría un monto importante para el club, pero salir a buscar a un jugador a esta altura, que te asegure 24 goles en el año y ocho asistencias (las cifras de Lucero en 2022), es una apuesta difícil de estrechar.
Las razones para todos estos casos son diversas, pero confluyen en un punto común: a todas luces el plantel 2023 de Colo Colo parece menos potente que el del año anterior, cuando la apuesta deportiva supuestamente iba dirigida a consolidar lo que tenía y aumentarlo para intentar dar algún brinco internacional. No hablamos de pelear la Copa. Eso sería una quimera, una falsa ilusión. Pero aspirar a algo un poco más decoroso que avanzar una sola fase.
Cuando terminó el certamen el técnico Gustavo Quinteros viajó al Mundial en su período de vacaciones. Válido y merecido, pero quizás eso trajo un costo indirecto. Las contrataciones las visaba a distancia, de manera remota. La experiencia ha demostrado que cuando Quinteros insistió le trajeron los futbolistas que quiso. De otro modo se empantanaba el asunto. Quizás la política de Blanco y Negro sea la de gastar menos y potenciar inferiores, pero esa parece ser más bien una salida que un plan de largo plazo.
Lo cierto es que en vez de potenciarse, Colo Colo parece disminuido en relación al equipo que viene de salir campeón. Y esa ecuación puede traer inconvenientes y consecuencias insospechadas.
También está la chance de dar pie atrás y quedar tan amigos como siempre. ¿Es posible eso, cuando ya se manifestó el deseo de partir? Difícil.