No son 11 contra 11
En el fútbol se enfrentan 11 contra 11. El reglamento así lo indica desde que se juega a este deporte de modo profesional. Pero el análisis no es tan simple. No es llegar y poner once futbolistas para neutralizar a los once rivales. Si vamos a hablar en serio, no caben eslogan ni frases para la tribuna. El fútbol es mucho más complejo que 11 contra 11.
El partido de la Roja ante Uruguay en el debut eliminatorio es la millonésima prueba de esta sentencia. Más allá de los aciertos y errores en la planificación, en el diseño del equipo, en el croquis imaginario, en el plan de partido, la enorme diferencia individual desnivela con holgura la balanza en favor del equipo que presenta más jerarquía. En este caso fue la Celeste. Uruguay contaba con jugadores que militan en el Real Madrid, PSG, Liverpool. Y eso se notó a poco del inicio. Chile no perdió el partido por detalles o jugadas puntuales. En los primeros minutos, con suerte, logró neutralizar a un rival que siempre fue superior. Apenas abren la cuenta en el Centenario, parecía cosa juzgada. Es más, después del tercero parecía que la debacle era aún mayor. El descuento de Vidal sirvió para maquillar un resultado que pudo ser más amplio.
No se trata de tener sólo jugadores apropiados, con capacidades importantes, con potencial. Se trata del ritmo de competencia. Dónde juegan, dónde entrenan, contra quién juegan, cada cuánto juegan. Es necesario considerar todos esos aspectos para explicar no sólo un partido, sino una carrera larga como la eliminatoria a un Mundial. Porque no es lo mismo jugar en este lado del mundo que en Europa, no es lo mismo jugar en Bélgica, Portugal o en España o Inglaterra. No es lo mismo ser titular que suplente. No es lo mismo 11 contra 11.
Cuando Chile fue campeón de América no sólo tenía enormes jugadores. En ese momento la Roja contaba con el arquero del Barcelona, el defensa central del Inter, el volante mixto del Bayern Munich, el mejor delantero de la Premier. El resto llevaban casi un lustro en Europa, en equipos con mayor o menor relieve. Jugando muchos partidos, en alta competencia.
Eso es lo complejo del panorama actual. Podemos desmenuzar la derrota contra Uruguay, anticipar el duelo con Colombia, proponer a un jugador por otro, jugar con más o menos defensas, más o menos delanteros. Pero el tema de fondo, la alta competencia trasladada a la Selección, es un asunto de extrema complejidad y que nos tiene condenados a sufrir hasta el último partido. No pidamos milagros.