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Perdido en España

Actualizado a

Claramente el registro de 2022 en el Cadiz es deficiente y explica también lo que pasó con Tomás Alarcón en España. El mediocampista optó por marcharse al Zaragoza. De uno de los colistas de la liga hispana va un club con nombre e historia, pero que actualmente tampoco anda muy bien en segunda división. Ocupa el puesto 16 entre 22 equipos y se encuentra a solo cuatro puntos de un hipotético descenso. ¿Qué mueve al chileno? La chance real de ser inmediatamente titular.

Alarcón estaba postergado. Durante la actual temporada, apenas disputó dos partidos como titular y en un par más ingresó desde la banca. Un contrapunto rotundo con lo vivido en su primera temporada, cuando llegó desde O’Higgins. Entonces, dejó un registro de 23 encuentros jugados y 16 titularidades. La cosa se veían bien para el rancagüino. Pasar de la liga chilena a una de las mejores cinco competencias del mundo, en algunos casos, fue un proceso traumático, pero el mediocampista dio el tono.

Sin embargo, en el fútbol todo es muy frágil y, en un abrir y cerrar de ojos, la cosa cambia inesperadamente. Sufrió una lesión que lo tuvo meses fuera de la actividad competitiva y justo el Cádiz cambió también de entrenador. Llegó Sergio González y se fue Álvaro Cervera. Desde ese momento, la vida no fue la misma para el chileno.

Tanto terreno perdió, que lo mejor era marcharse. Lo más seguro es que Alarcón, el domingo subsiguiente como local ante el Mirandés, entre en la convocatoria del Zaragoza y pueda disputar los primeros minutos. “El entrenador (Fran Escribá) me dijo que me daría mucha libertad. Eso me gustó muchísimo”, afirmó el chileno en la presentación. En este factor puede estar la clave de su apuesta por el renacer futbolístico, aunque sea en el segundo nivel de España.

La evolución de Alarcón en O’Higgins fue trepidante. En pocos meses, pasó de ser de ser un mediocampista central contenido, con correcto juego posicional y movimientos acotados, a un tipo con presencia en las dos áreas. También se animó con la ejecución de los penales y hasta sus goles en acciones de táctica funcional convirtió. Fue convocado a la Roja y se mantuvo en las nóminas siguientes. Tampoco sorprendió que partiera a jugar a la liga de España.

Algo de eso pudimos seguir viendo en la etapa inicial del rancagüino en el Cadiz. El problema vino después, se fue como “congelando”. Claro, se insertó en un equipo defensivo, programado para contraatacar y defender con un bloque “bajísimo” de presión, con casi los 11 jugadores metidos dentro del área. Alarcón volvió a sus comienzos en O’Higgins, muy contenido, extremadamente posicional, situado siempre delante de la dupla de centrales, casi sin abandonar la zona central. Una especie de ‘6′ de los años 80 y 90, que estaban para recuperar el balón y dárselo a los que más “sabían” en el campo de juego.

Por eso seguramente Alarcón habló de tener más libertad cuando fue presentando en el Zaragoza. No es un mensaje trivial y tampoco pasa colado. El rancagüino partió de acá como un jugador expansivo, presente en el juego, con recorridos constantes en profundidad y anchura sin jamás perder el orden, un factor clave en todo mediocampista central. Que le vaya bien en la segunda mitad de la temporada, que juegue todo lo posible y resurjan los rasgos que le abrieron las puertas de la liga hispana. Sería también bueno para la Roja, con miras a las Eliminatorias, y dejaría de estar perdido en España. Puedo hacerlo.