Se busca DT
Los miembros del directorio de Blanco y Negro admitieron que esta vez la búsqueda de un técnico fue diferente. Elaboraron un perfil y después de ese croquis salieron a buscar.
Si hace una semana hacíamos una encuesta sobre los probables candidatos para suceder a Jorge Almirón en la banca de Colo Colo, es probable que el nombre de Fernando Ortiz no apareciera entre los favoritos. El Tano no estaba en el radar. Sus números como entrenador no eran muy auspiciosos. Su última campaña en el Santos Laguna fue desastrosa. Incluso sus mejores presentaciones (semifinales con el América), tampoco registraban índices demasiado halagüeños.
¿Cómo llega, entonces, a un equipo como Colo Colo?
Los miembros del directorio de Blanco y Negro admitieron que esta vez la búsqueda de un técnico fue diferente a otros momentos. Elaboraron un perfil con ciertas características y después de ese croquis salieron a buscar. Buscaban un entrenador con recorrido, pero no un veterano. Uno para quien dirigir Colo Colo fuera un salto adelante en su carrera. Un técnico que no viera en el Cacique un nombre para engrosar su listado, sino un avance real. Más allá de lo táctico, era urgente encontrar alguien que controlara un camarín que mezcla egos profundos de tipos que ganaron mucho con jugadores jóvenes. Querían un adiestrador que le diera más oportunidades a los jugadores de la cantera. Buscaban, en definitiva, alguien distinto a Almirón.
Ortiz es diferente, aunque la mueca que surge después de revisar las estadísticas es natural: no ha sido campeón y sus últimas campañas son discretas. Para ser justos, ninguna es demasiado destacada. Su paso como jugador en equipos grandes (Boca Juniors, Racing) y su estadía en un poderoso en el México (América), le dan un conocimiento importante. Pero dirigir Colo Colo es otra cosa en este proceso. Ortiz debe haber medido que tiene margen para meter a los albos en torneos internacionales. Con varios puntos en juego y no tan lejos de clasificaciones internacionales, su primer objetivo no parece un imposible.
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Llama la atención, una vez más, como los equipos grandes ven el apostar por un técnico extranjero como un atributo, como un valor. Apostar por uno nacional o uno de casa incluso, pasa a ser un riesgo, una locura, casi una irresponsabilidad. Porque Colo Colo es un grande y no puede venir cualquiera. Menos cuando es chileno. Al de afuera hay que esperarlo. Por supuesto. Es lo prudente. Lo mesurado. Lo necesario en un Centenario para el olvido.
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