Tu penal y el mío

La previa del Superclásico parecía una contienda desigual por diferentes motivos. La ubicación en la tabla, el rendimiento, la identidad de juego, el nivel de los jugadores, la potencia de los planteles, el conocimiento del medio de los entrenadores. Todos esos factores favorecían a Colo Colo. Por eso la ventana de esperanza que abrigaba la Universidad de Chile estaba en factores que son más bien emocionales: coraje, garra, pundonor, orden táctico y, sobre todo, aprovechar los detalles para llevar agua a su molino.

La U no hizo eso. Una vez más.

A los dos minutos de partido la U tuvo la chance de abrir la cuenta cuando, obviamente, los méritos para ganar un partido aún no estaban expuestos en cancha. Un gol de camarín, como decían los cronistas de antes. Y Cristián Palacios, el mismo que había fallado un penal en el Monumental en la primera rueda se puso frente al punto marcado y volvió a fallar. A los pocos minutos, Colo Colo tuvo la misma chance en área contraria. Pero no la desaprovechó. Lucero marcó el 1-0 y el partido tomó un derrotero distinto. Así y todos los azules consiguieron el empate a través de una magnífica definición de Ronnie Fernández. Estaban otra vez en el partido. Pero se volvieron a equivocar. El técnico Diego López sacó a Poblete y perdió el orden en la mitad. Quinteros metió a Zavala y fue clave para el segundo tanto. Luego vino el tercero y el partido como expresión de lucha se clausuró.

La U comenzó a perder el clásico cuando dejaron que Luis Roggiero tomara decisiones extrañas y hasta sospechosas en el armado del plantel. Cuando trajo un técnico de un fútbol gris y anodino, cuando armó un plantel absolutamente desbalanceado y cuando decidió pagar más de un millón de dólares por el 50% del pase de Ignacio Tapia e Israel Poblete. Dos jugadores casi sin selección y que venían de descender deportivamente con Huachipato. Hay puestos donde la U presenta algunas variantes, pero a cuentagotas. El resto, juveniles que deberán cargar otra vez con una mochila inconmensurable.

Así no se puede.

La U está a tres puntos del descenso. Y Colo Colo aprovechó la oferta porque no ganaron Ñublense, Curicó y Palestino, sus más cercanos perseguidores.

Si los errores no se corrigen es desidia y, sencillamente incompetencia técnica. La primera es responsabilidad de López. En la segunda, el uruguayo más bien parece una víctima de las circunstancias.