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Un nuevo Chile

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Al final se cumplió lo que seguramente iba a pasar y, de todos modos, el golpe resultó fuerte. Chile tenía muy pocas chances de acceder al repechaje del Mundial de Qatar, eso todos lo teníamos muy claro, pero igual hubo tristeza en San Carlos de Apoquindo, tras la derrota por 2-0 contra Uruguay. Otra vez un proceso encabezado por la mejor generación de futbolistas de la historia se quedó sin asistir a una Copa del Mundo. Como en Rusia 2018, cuando nadie pensaba que el brillante y justo bicampeón de América no iba a participar en el certamen. Una cosa esta súper clara, eso sí, por nada del mundo esto empaña el colosal legado que dejaron para el deporte del país.

¿Y ahora qué? Esa seguramente es la pregunta que todos los seguidores de la Selección se hacen. Análisis de lo que pasó habrá por cientos, individualización de los responsables también y las conclusiones, lo más seguro, serán muy similares a las elaboradas en anteriores fracasos del cuadro nacional. Un asunto sí es seguro: Chile debe desde ya ponerse a trabajar en lo que vendrá. Cualquier dilación después se va a lamentar y, claro, faltan cinco años para el próximo Mundial, pero mientras parta todo es mucho mejor.

Por supuesto que en el contexto directivo que se vive hoy en el fútbol chileno. A fines de 2022 habrá nuevamente elecciones en la ANFP y el actual presidente Pablo Milad no puede dejar “cazados” a los que vendrán (en caso de que no vaya a la reelección) con un cuerpo técnico que ellos no escogieron. Sin embargo, esto no puede significar la inacción. Las selecciones clasificadas al Mundial tendrán mucha actividad antes del comienzo del torneo en Qatar, el 21 de noviembre. Ahí Chile tendrá que estar jugando y ojalá con los mejores.

Luego de esta etapa de transición, el panorama está más o menos claro, aunque habrá resistencia a los cambios, como suele ocurrir cuando se remueven estructuras que permanecieron por mucho tiempo y brindaron exitoso y satisfacciones, pero terminaron sucumbiendo. Tristemente, la etapa de la Generación Dorada culminó con la derrota frente a los uruguayos y en la Roja se debe dar inicio a un proceso con otros jugadores. Un nuevo Chile tendrá que emerger.

Es entendible que algunos no quieran partir y tienen todo el derecho a plantear que se encuentran plenamente vigentes para continuar por unos años más. Sin embargo, el nuevo plan estratégico debe incluir a otros protagonistas. Así pasó, por ejemplo, cuando Marcelo Bielsa asumió en la Selección. La mayoría pensamos que varios que tenían una presencia significativa en la Roja iban a seguir estando presentes. Pasó todo lo contrario: fueron borrados de inmediato por el DT y hombres que nadie imaginaba empezaron a transformarse en los grandes jugadores que llegaron a ser. Partió entonces una nueva era que, con la última fecha de las Eliminatorias del Mundial de Qatar, acaba de concluir.

“Si no hay nadie que me saque del puesto, voy a seguir en la Selección”, dijo uno de los referentes, previendo que todo no iba terminar bien. Es un argumento razonable, pero no se trata de eso. Siguiendo esa misma lógica, por ejemplo, no habrían aparecido en la Roja muchos de los referentes de los últimos años. Recién emergían en sus equipos, incluso algunos ni siquiera eran titulares cabales, pero Bielsa confió en ellos. Les entregó las herramientas de juego para permanecer en el elenco nacional y se transformaron en enorme jugadores, con trayectorias reconocidas y valoradas internacionalmente.

Y lo otro tiene que ver con la elección del nuevo seleccionador. Probablemente, desde hoy día mismo ya van a empezar a sonar nombres y algunos también se candidatearán. Aquí el asunto es clave. Tiene que ser un profesional con una metodología propia a cuestas, no un solo un gana partidos. Un tipo con una estructura de trabajo verificada y personal, que desemboque en un funcionamiento colectivo potente, más allá de las individualidades. Así comenzó la historia de la Generación Dorada, en 2007. Con Bielsa, la forma de juego y la organización posicional prevalecían ante las individualidades, era el todo por sobre las partes. Después cada uno se convirtió en crack, pero el DT ya no estaba y esa fue otra historia.