Una historia de piratas
Si la campaña del Chino González la tuviera otro entrenador, estaríamos hablando de un fenómeno.

Coquimbo es el puntero exclusivo del torneo.Tiene nueve puntos más que su escolta, la Universidad de Chile.
Ha ganado todos los puntos de la segunda rueda.
De hecho, lleva ocho victorias en fila.
En 20 fechas registra sólo una derrota, contra Colo Colo en el Monumental.
Le han convertido apenas once goles en todo el certamen.
La campaña de Coquimbo es extraordinaria, cuando restan 10 fechas para que finalice el campeonato.
El cuadro pirata entra ahora en una dinámica que no le ha tocado enfrentar en lo que va del certamen. En las fechas que restan tendrá que medirse contra todos los que están en los primeros lugares de la tabla. La ventaja que tiene le permite afrontar con mucha confianza y seguridad el derrotero que se avecina, sabiendo que aún no hay nada definitivo. Lo único claro es que hasta ahora es lejos el mejor equipo del torneo chileno y el que todos quieren bajar.
Un equipo que bajo la dirección técnico de Esteban González ha logrado consolidar un estilo de mucha dinámica, presión en diferentes lugares de la cancha, una correcta lectura de los momentos que otorgan los partidos. En los últimos duelos le ha costado, pero los termina ganando igual.
Diego Sánchez responde con orden y liderazgo desde la puerta, una zaga que no se complica, con puntos altísimos como Cabrera; la mitad del terreno con Zepeda y Galani en la primera organización, con Palavecino marcando diferencias, con Chandía, Azócar, brisas de aire fresco; la incorporación de Zavala le da una distancia en el uno contra uno y Waterman, un delantero con oficio, que sabe moverse con disciplina táctica, abriendo espacios en partidos cerrados.
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Un equipo parejo, que sabe lo que tiene, sabe lo que no tiene y las herramientas para abrochar los partidos. De atrás hacia adelante. Pocos goles en contra. Ningún partido le queda lejos, desde el juego y desde el marcador.
Si la campaña del Chino González la tuviera otro entrenador, estaríamos hablando de un fenómeno. Si tuviera otro acento, otro modo de desenvolverse, los focos estarían encima. Queda mucho, pero lo avanzado ya lo tiene en un sitio especial. A Coquimbo le falta lo más difícil: convertir un sueño que parecía imposible en realidad.

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