Vidal no para de competir

La trayectoria de Arturo Vidal debe ser la más impresionante del fútbol chileno. Toda su carrera ha transitado por equipos grandes en diferentes latitudes. Partió en Colo Colo, un grande de Chile. Quizás el Bayer Leverkusen no esté a la altura del resto, pero es un equipo que pelea clasificaciones internacionales. Después su derrotero impacta: Juventus (cuatro veces campeón), Bayern Munich (tres títulos consecutivos), Barcelona (una corona), Inter de Milán (su último campeonato local), para llegar a Flamengo, el más popular y grande de los equipos brasileños. Un gen competitivo que parece no extinguirse y que lo convierte en un futbolista diferente.

Por condiciones de juego, Vidal es uno de los jugadores más completos en la historia del fútbol chileno. Entra derechamente en la discusión para ser considerado el mejor nacional de todos los tiempos, un debate donde entran Elías Figueroa, Alexis Sánchez, Marcelo Salas. Pero Vidal le saca ventaja a todos en su carácter, que a veces lo ha traicionado, pero que en un porcentaje mucho más alto le ha servido para ser protagonista de una campaña que ya se la quisiera cualquier futbolista del planeta.

Vidal quiere seguir ganando. Por eso el desafío es mayúsculo. Tratar de que el Flamengo le arrebate la Copa Libertadores al Palmeiras, dominador de las últimas ediciones. Y competir por el Brasilerao, un campeonato de presupuesto europeo que se juega en el cono sur.

Pudo ir a otros mercados más lucrativos. Medio Oriente, Estados Unidos, Turquía. Recalar en Brasil le suma un carácter competitivo pensando en la selección. Porque seamos sinceros, Vidal sigue siendo irreemplazable en la Roja.

También pudo pegar la vuelta. Pero aún falta tiempo para eso. Vidal quiere seguir compitiendo. Y esa es una buena noticia para todos.