ENTREVISTA AS

Las confesiones de iCata: el éxito en las redes sociales y su paso por el Barcelona

Catalina Salazar, más conocida como ICata, es una de las influencers del mundo del gaming y cosplay más exitosas de Chile. En conversación con AS, habló sobre su camino al éxito.

Vicente Madariaga
Actualizado a
Las confesiones de iCata: el éxito en las redes sociales y su paso por el Barcelona

El mundo del gaming y cosplay en Chile es cada vez más popular. No es coincidencia que las cadenas de televisión deportiva más grandes cuenten hoy en día con programas dedicados a los eSports, un nicho que suma adeptos de manera exponencial y que tiene en Catalina Salazar, más conocida como iCata, a uno de sus rostros más conocidos.

Periodista de profesión y con pasado gimnasta, iCata cuenta hoy con más de un millón de seguidores en Instagram y a lo largo de su carrera ha colaborado con grandes marcas, trabajó en Fox Sports y fue parte nada más ni nada menos que del Barcelona, uno de los clubes más grandes del planeta. En el marco del evento de Axe “Todo por el Lolla”, iCata conversó con AS y contó cómo se fue articulando su carrera y su llegada al ex equipo de Messi, uno de sus ídolos.

- ¿Cómo empezó en el mundo del gaming y cosplay?

- Como a los 15 años, cuando iba en el colegio en Temuco, me empezaron a gustar los juegos, en especial el League of Legends. Mi grupo de amigos, con los que jugaba, me animaron a hacer streaming. Ahí empecé a hacerlo en mi canal de Twitch y de la nada un día me hablan de Fox Sports, en mi fan page de Facebook, diciéndome que vaya a un casting. Así que vine a Santiago y quedé. Así empecé en el mundo de los juegos.

- ¿Y pensó alguna vez que iba a tener tanto éxito?

- La verdad es que no, porque en ese tiempo el gaming todavía era muy de nicho, no era tan popular. Instagram tampoco era tan masivo como ahora. De hecho, cuando entré a Fox tenía como 10 mil seguidores y cuando me fui tenía como 200 mil. De ahí fue un crecimiento exponencial, porque empecé a viajar, a conocer más gente, hacer más eventos y también a abrirme un poquito más a otras cosas más allá del gaming. Siempre estuve ligada a los deportes.

- ¿A qué cree que se debe todo este éxito?

- Yo creo que a la cercanía que una tiene con la gente y lo normal que es. El éxito en las redes sociales depende de las personas que te siguen y prácticamente yo soy una más. En los eventos estoy con todos los chicos, ando en metro y no tengo auto, entonces no tengo nada especial que una persona no pueda hacer. Por eso creo que la gente se siente muy identificada conmigo. Yo creo que esa fue la clave del éxito, que te ven como una amiga más.

- ¿Quiénes son sus seguidores?

- Un 85% son hombres entre los 18 y los 40 años, pero también me siguen chicas que se dedican a cosas relacionadas con la cultura pop, videojuegos, etc. Siempre digo que todo el mundo es gamer de una u otra manera, porque todos juegan o jugaron algo. Creo que es un público muy bacán y con el que me siento muy identificada.

- Las redes sociales pueden llegar a ser muy tóxicas ¿cómo llevas ese tema, la salud mental?

- Sí, es verdad y me afectó un poco. Sobre todo al comienzo. Pero desde que tenía alrededor de 100 mil seguidores aprendí a mutear, bloquear o a ignorar simplemente, porque me acuerdo que mis compañeras de ese tiempo se dedicaban a responder comentarios en redes y yo siempre he dicho que uno no puede dialogar en las redes. Al final estás peleando o tratando de dialogar con una pantalla, con perfiles anónimos, que ni siquiera tienen foto de perfil… Son personas con las que nunca vas a poder dialogar. Pero en todo caso siento que tampoco tengo un público muy hater. Eso me alegra bastante.

iCata y su aventura en el Barça

En 2019, el Barcelona anunció la contratación de Catalina Salazar como parte del equipo de Barça eSports, la rama de videojuegos del club catalán, por lo que pudo vivir el día a día de uno de los clubes más grandes del mundo desde la interna. Su estadía fue corta, pero, asegura, le dejó grandes experiencias y le ayudó a valorar más su vida en Chile.

- ¿Cómo fue esa experiencia?

- Fue loco. Todo comenzó porque cubrí la E3, el evento de videojuegos más grande del mundo en Los Angeles. Ahí hice muchas entrevistas en inglés a desarrolladores, compañías, etc. El Barça estaba buscando una host que fuera periodista, que hablara inglés y español, que supiera de deportes y también de videojuegos. Entonces, por alguna extraña razón, yo calzaba con todo eso y un día me llegó un correo del Barcelona. Yo obviamente pensé que era una broma, pero le pedí a mi papá que lo revisara y que hiciera la videollamada que pedían. Luego de hacerla confirmamos que era todo real, así que me fui para allá con trabajo, visa, departamento, todo.

- ¿Por qué no siguió?

- Estuve cinco meses allá y luego me vine, simplemente porque el trabajo no era para mí. No era malo, pero a mí me gusta hacer otras cosas. Quería seguir haciendo redes sociales y trabajar más de rostro. Lo que hacía allá era netamente periodismo y contenido audiovisual. Quizás pasados los 30 años lo volvería hacer, pero en ese momento no era lo que quería. Igual me fui súper en buena y mis jefes nunca me cerraron las puertas para poder volver, así que no lo descarto en un futuro.

- ¿Y pudo conocer a alguno de los cracks del equipo?

- No, porque en realidad casi nadie se puede acercar a los futbolistas, su trabajo es otra cosa. Son como tres personas las de prensa del equipo y con ellos sí hablan. Sin embargo, sí hablé por Instagram con Vidal y Sergi Roberto, me dieron una muy buena bienvenida y fue muy bacán. Pero no los alcancé a conocer en persona, me habría encantado. De todas formas, por trabajar en el club, uno pedía entradas para los partidos y te las daban altiro, en primera fila. Recuerdo muy claramente a un partido que fui con mi papá, en el que Messi hizo un gol olímpico. Fue genial y me quedó muy grabado.

- ¿Y qué fue lo que más le gustó de esa etapa?

- El hecho de vivir afuera. Yo soy de Loncoche, después viví en Temuco y en Punta Arenas. Siempre he vivido en el sur. Venir a Santiago ya fue un choque cultural muy grande, pero salir a vivir afuera fue es otra cosa. Tienes que adaptarte a la cultura, hablar con la gente, comprar en el supermercado, etc. Eso te hace abrir un poco los ojos, extrañar tu país y valorar tu familia, que al final es temporal.