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Fue campeón con la U y hoy se luce como DT en el club: “Es un orgullo”

ENTREVISTA AS

Fue campeón con la U y hoy se luce como DT en el club: “Es un orgullo”

Ganó un título y pasó un delicado momento en la historia de la institución a la que volvió como entrenador. “Desde que jugaba tenía esa vocación de enseñar”.

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Desde que jugaba tenía esa vocación de enseñar. Me gustaba hacerlo, porque tenía la disposición de entregar la información que tenía y que ya había experimentado en mi carrera”. La frase es de Adrián Rojas (46), DT de la categoría Sub 17 de la U, que recibe a AS Chile en una de las canchas de entrenamiento del Centro Deportivo Azul.

Nueve años después de su retiro como futbolista en Deportes La Serena, el ex zaguero está cerca de afrontar uno de sus desafíos más importantes hasta ahora como entrenador. Este sábado, a las 12 horas, su equipo disputará la final del torneo ante Cobresal.

“Para mí también será muy especial porque fue el primer club que me abrió las puertas para desarrollarme como profesional”, declara. Antes de sus trabajos en el cuadro minero y en los azules, Rojas hizo una pasantía en Palestino, experiencia que hasta el día de hoy valora. “Fue un gran incentivo para iniciar mi carrera”, reconoce sobre los árabes, en una respuesta que ahondará más adelante en esta entrevista.

- ¿Cuándo nacen las ganas de ser entrenador?

- Sin duda que un poco después de haberme retirado del fútbol profesional. Estuvo la idea siempre, pero no daba nunca el paso de poder hacer el curso de entrenador, porque lo podía haber hecho cuando estaba jugando. Sentía la necesidad de quedar un poco al margen del fútbol, echarlo un poco de menos y ahí darle un poco más de énfasis al aprendizaje, que naciera de mí el poder aprender.

- ¿Fue para no sentirse tan agobiado en cuanto a la actividad?

- Yo creo que sí, porque sentía el compromiso de que tenía que rendir al cien por ciento en lo deportivo, que el enfoque como jugador era el entrenamiento, el descanso y como que no te permitía seguir desarrollándote en otros aspectos. Lo pienso y reflexiono sobre eso y creo que podría haberlo hecho estando activo profesionalmente, pero se dio de esta forma y terminó siendo una buena decisión.

- ¿Qué hizo post retiro?

- Terminé en 2014 en La Serena mi carrera y yo había estudiado Técnico en Administración de Empresas y otras distintas cosas. Tenía esa aptitud de meterme al mundo laboral de alguna forma, pero no ligado al fútbol. Estuve trabajando en una empresa llamada EuroAmérica en un tema comercial, de gestión de patrimonio, seguros, etcétera. Y un día, estando en una oficina al frente de un computador, dije ‘esto no es pa’ mí' (ríe). Pero me iba súper bien, porque soy bien metódico para hacer ciertas cosas, responsable. De hecho, tenía buenas referencias de mi jefa. Podría haber perdurado un tiempo más en esa labor, pero el paso fue justo.

- ¿Y cuándo comienza esa etapa?

- En 2015 hice el curso de iniciador, pero como entré a trabajar ese mismo año, me dieron permisos muy restringidos los lunes y ya en el segundo año no podía tener esa facilidad, entonces tuve que congelar la carrera. Pero en 2017, hubo un curso en Brasil y dije ‘¿cómo será hacer un curso allá?’ y ahí me picó ese bichito de seguir experimentando ciertas cosas y cultivar el aprendizaje en una cultura cercana a la nuestra y ver otros aspectos del fútbol en un lugar donde es muy competitivo. Fui y me di cuenta que ya no volvía más a mi trabajo comercial (ríe).

- Recordó viejos tiempos…

- Sí. Empecé a extrañar el campo de juego, el camarín, la convivencia que hay en torno al fútbol. En 2017 renuncié a mi trabajo comercial y en 2018 hago una pasantía en Palestino Sub 17. Ahí estaba Jaime Rubilar, un ex compañero mío y Omar Tolosa que era el jefe técnico de cadetes en ese momento. Me recibieron muy bien y justo me toca la fortuna de que el club sale campeón en la categoría juvenil. Presencié todo eso y es como volver a nacer en el fútbol.

- Realizó un curso organizado por la Real Federación Belga de Fútbol sobre la neurociencia aplicada en este deporte. ¿Qué le llamó la atención al punto de estudiarlo?

- En esa pasantía que tuve en Palestino, escuché un poco el tema de la neurociencia. Los preparadores físicos ya trabajaban ciertos ejercicios para estimular al cerebro y que eso permitiera a los chicos tener mejores tomas de decisiones en contextos diferentes que se van desarrollando en el juego. Ahí me empecé a interesar por ciertos cursos de scouting, análisis tácticos y de otras federaciones que implantan modelos de juego nuevos o nuevas formas de entender el fútbol. Fui haciendo distintas capacitaciones que me ayudaron mucho en este camino.

- ¿En qué momento aparece Cobresal?

- En 2018, 2019. Ahí estaba Cristian Céspedes, ex compañero mío, y tuve la oportunidad de dirigir la Sub 13 y Sub 14 a la vez. Fue un aprendizaje muy rápido, porque tener dos categorías con 25 jugadores por plantel y hacer un entrenamiento distinto para cada uno, era un desafío muy grande. Hay diferencias importantes a pesar que sea sólo un año. Primero en la contextura física y también en la madurez cognitiva que pueda tener uno y otro en cada categoría, pero el fútbol es el mismo y lo van interpretando con su forma. No quiere decir que sea malo o bueno, sino que tienen una respuesta diferente a ciertas conductas.

El regreso a la U y el especial recuerdo de la quiebra

- ¿Qué le produjo el llamado de la U para retornar al club pero en otra labor?

- (Sonríe) Un sentimiento que siempre estuvo ahí. Yo jugué tres años en el club y siempre está el cariño, porque fuimos campeones, jugamos Copa Libertadores y uno de mis mejores momentos como profesional fue acá. Me acordaba cuando entrenábamos en el Caracol Azul, entonces hay mucha nostalgia. Haber compartido con Marcelo Salas, por ejemplo, lo que es un sueño para cualquier jugador. También con Esteban (Valencia), Diego Rivarola, que fueron líderes en su momento en la U y que trascendieron. Siempre digo que es un orgullo poder estar y trabajar acá, porque hay muchos que quieren estar y que uno tenga la posibilidad de poder desarrollarse a nivel profesional como entrenador, educador y formador, es una oportunidad que hay que agradecer.

- Usted fue campeón y vivió la quiebra en el club. ¿Qué recuerdos tiene de esos momentos y qué tan diferente es la realidad actual de la institución?

- No entendíamos mucho lo que era una quiebra y lo que pasaba en una situación así. Hubo negociaciones por bajas de sueldo para que siguiera funcionando el club y me acuerdo que tuvimos una reunión con el síndico y una de mis respuestas fue: ‘yo me voy a bajar el sueldo para que la U sea más grande en el futuro. Y que los chicos que vengan más abajo puedan tener un recinto para entrenar’. Y quién iba a pensar que después, uno mismo, iba a disfrutar esas cosas o esta misma infraestructura que está a nivel internacional. Son las vueltas de la vida en las que uno sin esperar nada, se da de buena forma.

- ¿Se le vino a la cabeza esa frase cuando entró por primera vez al CDA para trabajar en el club?

- La verdad es que sí (ríe). Fueron momentos lindos y difíciles también, pero siempre con la satisfacción que un equipo grande como la U pueda seguir desarrollándose. Quizás nadie conoce la historia, pero a lo mejor uno aportó con cierto granito de arena que sumó a los esfuerzos que hicieron todos en su momento.

- Antes decía que al principio no entendían cómo se vivía una quiebra. Cuando lo comprendieron, ¿se sufrió?

- ¡Sí! Porque nadie quiere que le bajen el sueldo. Tú tienes familia y distintas cosas, pero siempre hay un objetivo más grande. Cuando uno es agradecido de las cosas o cuando estás haciendo una acción con un fin y ves que rinde sus frutos... hasta el día de hoy no me lo cuestiono.