La historia detrás del museo más sorprendente de Universidad Católica
Aficionado cruzado desde que nació, Diego Urzúa, a sus 31 años, cuenta con una colección de más de 800 artículos destinado al club.
Universidad Católica está de aniversario. Los Cruzados cumplen 85 años este 21 de abril y las redes sociales se han llenado de actividades y saludos. Una de estas es el Museo Noble Ambición UC, que es furor en Instagram y entre los coleccionistas futboleros. ¡Un fanático lo armó en la bodega de su casa! El espacio ya supera los 800 artículos y prontamente pueden llegar a los 1000.
En conversación con AS, su dueño, Diego Urzúa, cuenta cómo nació su pasión por Universidad Católica, cuando empezó a coleccionar, sus artículos más raros y lo que siempre ha querido conseguir. “Mi papá me llevó a ver a Católica cuando tenía un año a San Carlos y a él lo llevó mi abuelo a Santa Laura en el 75 u 80. Toda mi vida he sido de la UC” afirma.
- ¿Cómo comenzó con la colección?
- Mi papá guardó unos diarios de Católica campeón el año 97 y un par de entradas que encontré cachureando y me llamaron la atención. El 2009 empecé a coleccionar camisetas de tienda, pero no fue con la ilusión de tener lo de hoy, fue un hobby de un hincha.
- ¿Qué cambió su visión?
- Un día me ofrecieron un banderín de la Católica, del año 54 campeones, que venía con las caras de los jugadores y los equipos de esos años. Me llamó la atención y lo compré. Cuando lo tuve en mis manos, lo pude ver y le tomé el peso y me entró el gustito de tener cada objeto del club.
- ¿Y de qué manera concretó el museo?
- El museo lo implementé porque tenía una bodega en la casa que no cumplía ninguna función más que guardar cachureos y el closet me estaba quedando chico. Por eso se me ocurre la idea, por el 2015, de empezar a formar el museo. Lo primero que hice fue pintar blanco y hacer la franja azul.
- ¿Cuáles son los artículos más importante?
- Para mí todos los artículos tienen valor, porque cuentan una historia, ya sea para bien o para mal. Pero entre mis mejores artículos están el formulario de inscripción de Sergio Livingstone de 1938, la medalla de Alberto Fouillioux del año 61 o las camisetas de Raimundo Tupper de 1991 y 95, y la del ‘Beto’ Acosta de 1997.
- ¿Y cuál es más valorado por usted personalmente?
- Una medalla que me regaló don Washington Villarroel, que fue campeón con católica el año 61 y el año 66. Me la regaló el mismo una vez que estuve en su casa.
- ¿Alguna camiseta u otra cosa por la que siempre le pregunten?
- Una camiseta roja del año 2001 que es muy escasa y una roja del año 93. Por lo difícil que son las camisetas y lo caro que es obtenerlas, no las vendo. Como colecciono, es poco y nada de lo que me deshago. Nunca he pensado ni tenido ese sentimiento de desprenderme de todo. Siempre quise tener más cosas raras y específicas.
- ¿Qué quiere conseguir para su colección?
- Me gustaría tener un trozo de pasto de San Carlos de Apoquindo y camisetas de Ricardo Lunari y Nestor Gorosito. El pasto va a quedar en la historia, porque se va a hacer de nuevo y las camisetas por lo que dejaron en Católica y los jugadores que fueron.
- ¿Y cómo consigue cosas normalmente?
- En realidad, las cosas llegan de sorpresa. No es como que ande buscando algo en específico. Aparecen y si me interesan, empieza el tema de la negociación. Lo bonito de esto, es que aparecen cosas que uno no tiene en la imaginación.
- Las camisetas del “Mumo” Tupper, ¿qué valor les da?
- Para mí, las camisetas de Raimundo no tienen un valor monetario y son de mis mejores piezas. Es un emblema del club y es algo que tiene súper feliz como hincha y coleccionista.
- ¿Cuáles son los planes a futuro?
- Por ahora, en el momento, el museo es abierto solo a mis conocidos. Mi idea es invitar a jugadores y hacer algo más privado, con algún coctel de antemano.
- ¿Solo colecciona cosas de la UC?
- Tengo la camiseta de Marcelino (Núñez) de la selección y la de Gary Medel que ocupó cuando la Católica jugó contra el Sevilla por una Copa Euroamericana. Gary tira su camiseta a la galería, la consigue un amigo de Puente Alto que me la vende a mí.