¿Colo Colo festejó el punto contra la U en el Nacional?
Universidad de Chile y Colo Colo ratificaron en la cancha del Estadio Nacional los momentos futbolísticos que hoy viven en forma particular. El Superclásico fue fome, no hubo llegadas con profundidad a las áreas y la creación en la mitad de la cancha nunca prosperó.
Los azules eran locales y el pleito se les presentaba con una gran oportunidad para acallar todas las voces que genera la falta de un modelo de juego. La U utilizó un sistema de juego 4-3-3 y, en la antesala del partido, dejaron en claro que la idea era utilizar como concepción de juego ofensiva el Ataque Construido.
Sin embargo, el local predominantemente se dirigió hacia el arco rival mediante balonazos de 30 ó 40 metros. No fueron envíos al espacio, usufructuando la velocidad de Sebastián Ubilla y Bruno Miranda, sino que a la disputa aérea con los zagueros de Colo Colo. ¿Resultado? Matías Zaldivia y Julio Barroso se florearon despejando.
La estrategia fue productiva en una única oportunidad. En el segundo tiempo, un balón cruzado de derecha a izquierda lo controló Ubilla en la espalda de Gonzalo Fierro. Sin embargo, se demoró en sacar el tiro, lo que permitió la recuperación de Zaldivia y del mismo Fierro.
El plan de ataque de los azules poseía una contradicción vital. Claro, porque si la intención en la cancha era el Ataque Directo (pelotazos) Gustavo Canales no era el hombre ideal para ubicarse el centro de la ofensiva. Por sus retrocesos permanentes, el atacante solo veía viajar la pelota por sobre su cabeza y le costaba entrar en juego.
Bajo esa lógica, ¿no habría sido mejor centralizar a Bruno Miranda (dicen que es 9, aguanta bien la marca y actúa bien de espalda al arco rival) antes que ubicarlo como alero derecho? Por detrás de Canales, o al costado del goleador estudiantil, los defensores albos no la habrían tenido tan fácil para resolver. Supuestamente, pues de Miranda no sabemos mucho.
Al final, la U no fue capaz de enviar ningún tiro al arco con real peligro. No generó asociaciones en el eje longitudinal de la cancha, tampoco sus hombres se juntaron por los costados, llegando a línea de fondo para centrar. Así, se entiende que haya atacado casi nada.
Por su parte, Colo Colo siempre dejó en claro que el empate era muy bueno para sí. Se entiende: el cuadro albo venía de recibir tres goles en Brasil, antes había caído con San Marcos y el punto le servía para mantenerse como único puntero.
Solo en momentos puntuales del primer tiempo aceleró en su Ataque Construido, intentó abrir la cancha con Jean Beausejour viniendo desde atrás por la izquierda y buscando a Andrés Vilches por el centro para intentar que el ariete quedara de cara al arco de Johnny Herrera.
Después, ¿por desgaste o conveniencia?, el equipo se reagrupó más que otras veces para preservar el empate, permitiendo que la U creyera que dominaba el partido (los azules estaban envalentonados por contar un jugador más). El ingreso de Cristopher Gonzales fue la epítome de todo esto.
El peruano no es mucho de cambios de ritmo en el juego, le gusta más la pelota al pie que al espacio y triangular es su especialidad en la mitad de la cancha. Claramente se buscó que los minutos transcurrieran, aprovechando el sopor del comienzo de la tarde, para seguir como punteros, aunque sea por un punto respecto de Universidad Católica.