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Análisis táctico

El frente a frente de dos rivales con caras distintas

Colo Colo y Universidad de Chile llegan al Monumental con estilos que poseen marcadas diferencias al momento de atacar y defender.

Actualizado a
Bryan Cortés y Julio Barroso disputan el balón en el Supérclasico del torneo pasado que se disputó en el Estadio Nacional.
Bryan Cortés y Julio Barroso disputan el balón en el Supérclasico del torneo pasado que se disputó en el Estadio Nacional.Martin ThomasPhotosport

Los cinco puntos de distancia entre Universidad de Chile y Colo Colo en la tabla de posiciones no son un detalle menor en la antesala del Superclásico. A pesar de que protagonistas y espectadores del enfrentamiento, repetitivamente, señalen que el duelo es un partido aparte y la ubicación en el torneo posee escaso peso como variable determinante del resultado final.

En forma justificada, los azules han demostrado ser el mejor equipo del campeonato, gracias a un futbol dinámico, presionante al momento de defender y con enorme poder de concreción. Mientras que el cuadro de Héctor Tapia no ha repetido las presentaciones que le otorgaron el título del torneo pasado y, con algunos titubeos, ha mantenido un margen respecto de su rival que aún le permite soñar con otra vuelta olímpica.

Colo Colo es más pausa, pelota bien jugada al pie e inicio del ataque desde los defensores, pasando por los mediocampistas para llegar a los delanteros que, asistidos también por los laterales (Gonzalo Fierro y Jean Beausejour), buscan definir cada situación de ataque. Cuando la construcción de largas secuencias de pases desde la defensa no prospera, son los mediocampistas los que otorgan la cuota de gol. Como Jaime Valdés, quien puede resolver algún partido con sus tiros de distancia o Emiliano Vecchio penetrando por el centro. En fase defensiva, no hay presión avanzada, pero sí achique intenso en el sector medio, al que todos se aproximan producto de una transición veloz.

El juego de la U involucra menos elaboración, pues el balón circula más acotadamente en el entramado que constituyen sus tres volantes (Ramón Fernández, Sebastián Martínez y Gonzalo Espinoza hasta antes de su lesión en el hombro). La esencia del estilo abreviado y directo de los azules se ha fundamento en el pase largo, preciso y profundo del volante que construyó su vida futbolística en Argentina. No estuvo en la victoria contra San Marcos y la apuesta por Ricardo Guzmán Pereira no fructificó. Al final, Gustavo Lorenzetti, quien ingresó en el complemento, cambió el trámite y la U pudo ganar. No obstante, da la impresión de que el accionar sencillo y punzante del argentino solo tendría lugar en el Monumental, junto a Fernández, si el panorama es francamente negativo.

Arriba los honores son para Gustavo Canales, quien posee dos punteros de nivel y con poder de gol: Sebastián Ubilla y Patricio Rubio. El argentino nacionalizado chileno se retrasa para involucrarse en la construcción, porque su capacidad técnica se lo permite y también se lo exige (siempre el que maneja bien el balón anhela tenerlo). Pero el centrodelantero sale para volver a entrar a su zona de influencia, lo que es clave pues en el área es más productivo llegar a concretar que estar ahí, esperando resolver cada ataque. Es un hombre de área circunstancial, porque ahora se va y vuelve, gracias a su mejor disposición para llegar y no permanecer observando cómo otros acuden a la definición. Ahí está la clave: no da referencias a sus marcadores.

Colo Colo y Universidad de Chile acuden al Monumental con sus fortalezas y debilidades, aunque en el caso del puntero las virtudes exceden a las falencias. Ante la gran oportunidad de maquillar su irregular campaña, con el agregado de aumentar su posibilidad de optar al título, el Cacique verá si es capaz de llevar a la U a su dinámica de juego, lo que constituye una prueba suprema en el papel. O tal vez suceda lo contrario: los azules no cedan en su afán de lograr altas y permanentes cuotas de celeridad en la cancha de Macul.