5 AÑOS AS CHILE
Los secretos mejor guardados de Fernando González
Al ex No. 5 del mundo le ofrecieron un cargo público importante. Además, reconoce con picardía que "les mentí todos estos años" al desclasificar por qué su juego era tan agresivo.
Cuenta Fernando González que le ofrecieron un importante cargo político. Pero él se encoge de hombros y simplemente responde: "Recién tengo 34 años". El Bombardero de La Reina tiene su Fundación y su Academia, además de ser entrenador a medio tiempo del colombiano Santiago Giraldo, No. 32 del ATP. "Quiero seguir usando zapatillas y transpirando", confiesa.
El triple medallista olímpico disfruta de su nueva faceta de técnico en su vida después del tenis. "Soy feliz porque siento que cumplí. No sé si con los resultados, pero estoy tranquilo. ¿Podría haber ganado algo más? Quizá sí. Pero algo pasó que llegó el momento. Y no fue ni la cancha, ni los viajes, ni Federer. Todo lo que viví, los errores, los aciertos y las lecciones, las estoy llevando a cabo hoy. Y lo que no aprendí, trato de aprenderlo ahora".
¿Cuánto tiene el Fernando González técnico de cada uno de sus entrenadores?
¡Uff! No te podría decir, pero un 70 u 80 por ciento de Larry Stefanki.
¿Tanto?
Sí, pero lo principal es el jugador. Tengo más experiencia como tenista que como técnico. Por lo tanto, me pongo del lado del jugador. Cuando comete un error, ¿hay que meterle el dedo en la herida? Si se come un postre de más ¿hay que retarlo aunque tenga 27 años? Me interesa dejarle un legado. Aunque yo esté o no con él. Que diga: “Esto me quedó con Fernando”.
¿Te molestaba cuando el entrenador te decía que llevabas un postre de más?
Era un ejemplo no más...
Pero ¿te molestaba? Tú sufrías con ese tema.
Hay entrenadores que son como niñeros o papás. Y a uno que le digan 10 veces lo mismo… ya sabes. Ahí ves tú con quién trabajas.
¿Tus dirigidos tienen que jugar como Fernando González? ¿Deben ser agresivos o te adaptas a su estilo?
Uno se tiene que adaptar al jugador. No puedo entrenarte a ti igual que a otro. Son distintas vidas, hábitos, estilos. Uno no puede imponer forma. Quizás en un equipo de fútbol puedo reemplazar jugadores para dar con un estilo, pero acá es un solo jugador.
La vida de un coach
¿Te ha pasado que un dirigido no pueda definir un punto porque no tiene un golpe bueno como tu derecho, por ejemplo, y digas 'yo lo habría cerrado'? O viceversa. ¿Que él tenga un golpe que tú siempre quisiste tener?
Prefiero que se equivoquen en la ejecución que en la decisión. Prefiero que fallen haciendo la jugada correcta a que fallen esperando. Puede ser contradictorio lo que una hacía con lo que digo ahora, pero uno ve las cosas muy diferentes.
¿Les has dicho alguna vez a tus dirigidos que jueguen defensivo?
Claro. Es que es importante. Te sorprendería verlo.
Cuando perdías no hablabas porque pensabas que cualquier cosa que dijeras sonaría a excusa. ¿Te siguen cargando las excusas?
En un partido pasan muchas cosas. El rival te pone problemas. A veces te dolía el pie o estabas cansado. Pero si no estás en condiciones, no juegues. Y si juegas mal, analízalo. Pero también el otro te hacía jugar mal. Sí, me cargaba que sonara a excusa.
¿Sigues siendo tan competitivo como antes?
¿A qué te refieres?
Recuerdo una vez en Miami, contra Nadal que tenía 17 años. Estaban en el calentamiento y él le pegó fuerte. Y tú comenzaste a pegarle más fuerte. Rafa perdió y se quejó al final del partido. Y tú dijiste que te gustaba ser el que le pegaba más fuerte en la cancha, incluso antes del partido...
Jajaja. Eso va en los genes del deportista. Con el tiempo uno aprende a perder también, pero más pasa por competencia propia. Hoy quiero que mi escuela sea la mejor. Y más que eso, que sea mejor de lo que está ahora. Cuando entreno a Giraldo, soy de trabajar una cosa a la vez, pero jamás descuidarlo. Cuando jugaba, grababa algunos tiros y, aunque los encontrara buenos, quería que fueran mejores.
¿Perfeccionista?
Sí, puede ser.
¿Es perfeccionismo obsesivo o metódico?
No debería ser yo quien lo diga. Todos los deportistas somos obsesivos. No es normal que alguien esté 15 años de su vida dándole y dándole a lo mismo. Prefiero no ponerle apellido.
¿Qué extrañas de ser jugador?
Estar bien físicamente, algo de lo que no me daba cuenta en ese momento. No estoy como me gustaría, pero he visto casos peores. Los viajes no los echo de menos. Los dolores, para nada. La competencia, aunque terminé medio agotado de ella, también se extraña. El fuego interno y la adrenalina no las vuelves a vivir. Como cuando ganaba un punto y gritaba “vamos”. Ahora ni aunque quisiera podría repetirlo.
¿Qué habría pasado con Fernando González si no hubiese coincidido con Roger Federer y Rafael Nadal?
A lo mejor hubiese ganado más partidos, habría tenido mejor ranking, pero no habría sido tan buen tenista como lo fui. Coincidir con dos de los mejores de la historia, sin duda, te ayuda a ser perfeccionista.
¿Fue la semifinal de Australia 2007 contra Tommy Haas el mejor partido de tu vida?
Sí. Absolutamente.
Cuatro errores no forzados en tres sets.
Y uno fue bien tonto, por una corta que hice de más. Si hubiese sabido, no la habría hecho. Pero creo que me hizo mal ese partido.
¿Por qué?
Porque después quedé esperando seguir a ese nivel. A lo mejor jugué igual de bien, pero siempre hacía más errores no forzados.
Unos años antes, también en Australia el 2001, perdiste con Guillermo Coria con más de 60 errores no forzados. Eran los tiempos que echabas cinco adentro y cinco afuera.
Ahora lo puedo contar. En ese tiempo no podía acusar la debilidad. Nadie entendía por qué atacaba sin necesidad. Y yo decía que era porque me gustaba jugar así. ¡Falso! Les mentí durante muchos años (risas)… Fui un jugador explosivo, que no podía jugar games tan largos porque me cansaba. Esa era la razón. Después bajé de peso, trabajé de otra manera y mejoré mucho mi nivel.
Hubo un partido de cuartos de final en Viña del Mar 2004 contra Nicolás Massú y él llegaba favorito. Fue un partido tenso donde cualquiera que no los conociera jamás se habría imaginado que eran amigos.
Como bien dicen, trabajo es trabajo, hueveo es hueveo (risas). Con el Nico tuvimos una competencia que nos ayudó mucho. Pero era normal de la competencia. Se acabó el partido y nunca más hubo problemas.
¿Con qué te gusta más hacer rabiar a Massú?
Eso es privado (risas). Por cómo se viste, pero no lo hago rabiar. Me gusta su estilo. Era entretenido acompañarlo a comprarse ropa.
Pregunta archirrepetida. ¿Cómo ves al tenis chileno?
Al tenis lo veo bien, pero a la gente muy ansiosa. Lo que más necesitan Nico Jarry, Christian Garin y Gonzalo Lama es tiempo. Son jugadores que van a dar mucho que hablar. Son fuera de serie a nivel mundial. Trabajan bien, están en buenas manos, son centrados. ¿Qué necesitan? Tiempo. Pero el tenis de menores está mal. Que haya sólo 600 menores federados es una vergüenza. Francia tiene 110 mil, por ejemplo.
¿No se aprovechó a los referentes?
Hay que actuar. Es fácil decir que no se hizo nada. Más que hablar es mejor actuar. La Fundación y la escuela son una vuelta de mano que le doy al tenis. Sería fácil decir que no se construyó un estadio, pero prefiero hacer algo en vez de quejarme.
¿Qué te queda por hacer en el tenis?
Hartas cosas.
¿Recuperar el ATP de Viña?
Ojalá que se pueda recuperar. Y ojalá que ahora que no está lo valoren por la importancia que tenía, como ocurre con las cosas cuando se pierden.
¿Capitán de Copa Davis?
Me encantaría, pero está el Nico (Massú) y tiene que llevar adelante un proceso. Es importante que él trabaje tranquilo. En algún momento me encantaría estar ahí.
¿Presidente de la Federación?
Es que tengo 34 años. Me han ofrecido cargos políticos importantes, pero yo quiero seguir en la cancha, usando zapatillas y transpirando. Quizás en 20 ó 30 años más me gustaría ser presidente o estar en un ministerio, qué sé yo.
¿Te ofrecieron ser ministro o subsecretario?
(Risas)
¿Pero sería en 20 años más?
Ó 30. Ahora quiero estar en la cancha.