El Real Madrid acaba de vencer al Barcelona por 3-1. Resultado inapelable. Estrecho incluso por lo demostrado en la cancha. Pese a la estocada inicial de Neymar, el equipo blanco siempre fue superior en todos los sectores del campo.
Tuvo más la pelota el Madrid. Apostó por atacar más que defender. Una diferencia física enorme que pocas veces se ve en equipos de esta categoría. Si bien la tabla aún tiene al Barcelona por sobre los merengues, la diferencia de plantilla y variantes es favorable al equipo de Ancelotti.
El italiano demostrò mucho más versatilidad y sapiencia que el entrenador asturiano. Confirmó un equipo lleno de fútbol en la mitad de la cancha, descolgando a Marcelo por el lado izquierdo, con Kross y James precisos en la salida, además de Cristiano y Benzema que no basan su juego ùnicamente en su peso individual, aunque con eso bastaría. Son dos delanteros magníficos que son capaces de unirse a un plan colectivo. Y es mérito de un gran técnico.
Luis Enrique alineó a Luis Suárez, quien debutaba. Presionado por el marketing y la inversión millonaria, Luis Enrique no llevó con pausa la adaptación del uruguayo. A los leones de inmedaito. Al incluirlo a la fuerza, le quitó fútbol al mediocampo, control de pelota, dejando a Neymar y Messi huérfanos a su suerte, que está vez no los acompañó.
En este contexto, nada que hacer Claudio Bravo en los goles. En el primero, penal. El segundo, cabezazo certero de Pepe. El tercero, contra letal y definiciòn insuperable de Benzema. Vi el partido en un restaurant mientras almorzaba con mis hijos y mi mujer. Cuando Cristiano Ronaldo anotó de penal, un vecino de local celebró, gritando con todo, "ahí tenís Bravo, ataja ahora".
Sólo en Chile.