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CRISTIÁN ARCOS

No

No. El racismo no es justificable en ninguna de sus formas, en ninguna parte del planeta, contra nadie. Tan espantoso como el acto racista en sí, es la justificación, la explicación, la absurda teoría del empate para explicar actos tan repudiables. Eso de que “algo habrá hecho para merecerlo”. 

No. El racismo no es explicable. Dicen que Emilio Rentería festejó su gol bailando frente a la barra de Iquique, lo que generó la reacción de la parcialidad. Podía haber danzado, se pudo subir a la reja, pudo haber sido amonestado por el juez Julio Bascuñán, pero nada de eso iguala cantos racistas. Porque el racismo es, ojalá se entienda claro, injustificable en cualquiera de sus formas.

No. No es un tema futbolístico que ocurra en una cancha puntual. Es algo mucho más grave que eso. Es percatarse que aún somos un país racista, clasista, xenófobo. Nosotros, los chilenos, que estamos llenos de inmigrantes que llegaron a este país en diferentes momentos de su historia. Nosotros, que no tenemos rasgos arios precisamente, como para mirar en menos o subestimar a la gente por su color de piel, por su religión o por su creencia. Nosotros, donde muchos tenemos ancestros extranjeros que se quedaron para siempre e hicieron de este país su tierra.

No. Lo de Rentería no es igualable. Su error de provocar al equipo rival no justifica actitudes contra su color de piel. Entre el gol del venezolano y la suspensión del partido, pasaron varios minutos, más de una suspensión temporal, advertencia del juez del partido. Y siguieron. Algunos siguieron con la cantinela. Algunos, no todos, por suerte.

No. No es lo mismo. Es peligroso justificar actos repudiables en la misma frase. ¿Hay que respetar para ser respetado? Lo siento. A mí me enseñaron otra cosa. A respetar a todos sin importar de donde vienen, donde van, como se visten o como hablan. Punto. La frase termina ahí.

No. No se deben dejar pasar actos como estos. A algunos nos ha pasado, en el extranjero, ser tratados de manera distinta, hacer otras filas diferentes, ser revisado más de la cuenta, por ser sudamericano. Y no es agradable.

No. No podemos confundirnos. Esto no es algo del fútbol. No es una frase lanzada al azar. No es un código de camarín. Es racismo. Y no tiene justificación alguna.

No. Cuando pasan estas cosas uno no puede ponerse en el lugar del atacante, sino del atacado. Sino se vienen frases como “algo habrá hecho”, “ella me provocó”, “fue una vez nada más”. ¿Las ha escuchado alguna vez para justificar actos terribles?

No. No es aceptable. Porque no. Así de sencillo.

No.