Notable Palestino, pero…

Palestino fue el justo ganador de la liguilla. Sin duda alguna. De acuerdo al formato de clasificación para la Copa Libertadores, el equipo de Pablo Guede barrió con sus rivales. Goleó a Huachipato dos veces. Goleó dos veces a Santiago Wanderers, la última, con una de esas jornadas que los hinchas árabes recordarán por mucho tiempo.

El equipo de La Cisterna tuvo grandes méritos. Una seguidilla de triunfos sobre el final del certamen lo demuestran. Cuando Melo se dedica a atajar, lo hace. Lanaro ganaba en las dos áreas. Paulo Díaz tiene condiciones para crecer. Alejandro Contreras juega como si llevara 15 años en Primera. Leo Valencia las hace todas. Ver jugar a Valenzuela es un deleite. Renato Ramos juega para el equipo. Las diagonales de Riquelme, un infierno para las defensas. Guede le imprime una identificación al equipo, sea cual sea el resultado. Y conseguir una identidad es lo más importante en el fútbol. Lo que te hace perdurable.

Pero algo queda pendiente con el sistema de clasificación. Algo que no es culpa de Palestino. Un fenómeno que se repite. Equipos que pelean hasta el último suspiro por el título, se quedan sin la corona y, cuando deben afrontar la liguilla, se desploman. Anímica y futbolísticamente. ¿Es justa la liguilla para buscar al Chile 3? ¿Quién la gana representa necesariamente al tercer mejor equipo de la competencia? ¿Por qué vale más jugar un buen torneo en el segundo semestre que en el primero? ¿No es mejor recompensar a quien ha sido más regular todo el año? ¿Por qué la Copa Sudamericana termina siendo apenas un premio de consuelo?

Dudas que deja el sistema de clasificación. Dudas que no dejó Palestino en la cancha para ganar la liguilla, de palmo a palmo, ganando, gustando, goleando. Para la Libertadores deben armarse. Nacional no es fácil. Pero jugando como este domingo, no es una quimera pensar en que el cuadro árabe se meta en la fase de grupos.