El año de Alexis
Si a comienzos del 2014 alguien hubiera vaticinado que Alexis Sánchez haría 19 goles en la liga española, sería transferido en más de 40 millones de euros a Inglaterra, llegaría al Arsenal a ponerse una camiseta de titular y romperla de inmediato, si me hubieran dicho que en el Mundial haría goles relevantes, sería uno de los mejores de la Roja y que a final de año estaría entre los cinco máximos anotadores de todo el planeta, yo no le habría creído.
Pero Alexis Sánchez hizo todo eso. Y más.
Porque no basta sólo con tener talento, condiciones y jugar bien. No basta con cambiarse de liga y llegar encendido. Hoy Alexis sabe que es el mejor del equipo. El mejor cuando viste la camiseta nacional, el mejor cuando juega por su club. Y logra aquello que consiguen sólo los grandes futbolistas: no sólo jugar bien, sino hacer que quienes lo rodean suban su rendimiento.
Sánchez ya no es aquel delantero que tomaba la pelota y quería pasárselos a todos, como en el barrio, en la cancha de tierra de Tocopilla. Hoy sabe jugar para el equipo, cada vez mejor.
Aún recuerdo cuando algunos eruditos de redes sociales, nos criticaban por inflar mucho a Alexis Sánchez, calificándolo de “invento” de la prensa, una herramienta funcional para llenar minutos y completar páginas. Misteriosamente esos expertos perdieron la señal de internet hace un buen rato.
Cuando lo vimos madurar en Udinese pensábamos que faltaba el salto a un club de relevancia planetaria. Llegó al Barcelona y no desentonó. Hizo muchos goles, fue campeón y cuando se marchó, su ausencia se notó. El desafío de llegar a un equipo distinto, diferente, con otros objetivos, no era sencillo. El rendimiento del nortino es el que desequilibró la balanza a su favor. Sus goles y actuaciones nos convencieron que saltar a los Gunners terminó siendo una buena decisión.
Somos privilegiados. Estamos viendo a uno de los mejores jugadores chilenos de todos los tiempos, que va camino a subirse al podio de los más selectos. El que no se da cuenta de eso, se lo pierde.
Después no aleguen.