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Arcos

La inquisición

Actualizado a

Es ordinaria la pelea entre Johnny Herrera, Emiliano Vecchio y Juan Ramírez, preparador físico de Colo Colo. Demuestra intolerancia, ignorancia, poca empatía, rencor, odiosidad y se aleja por completo de lo que ocurre dentro de la cancha. No es un error involuntario, frase de moda. Es una descarga, por ambos lados, pensada, reflexionada, una mecha que esperaba el instante justo para ser detonada y generar este efecto.

Pero es un problema personal, entre protagonistas que se tienen inquina y que no lavan la ropa sucia en casa, sino que a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

Todos fueron citados por el Tribunal de Penalidades y arriesgan duras sanciones. Este llamado a terreno camina por la cornisa entre lo público y lo privado. Porque la justicia deportiva, entendiéndola conceptualmente como el estamento para que se cumplan los reglamentos de la actividad, no puede ni debe normar las relaciones personales entre los involucrados en el fútbol.

Si Herrera con Vecchio se odian, si disparan dardos arteros que nadie comparte, sacando a colación el credo religioso de uno y un accidente fatal el otro, es problema de ellos. A lo más, serán sus clubes quienes podrían sugerir, recomendar o sancionar las actitudes de sus futbolistas, sobre todo cuando sus declaraciones ayudan muy poco a la tranquilidad y levantan los ánimos en un sector de la hinchada (mínimo), que no sabe distinguir y apoyan sus colores sin importar el desatino, intolerancia y la grosería de sus referentes. Apoyan porque sí, sin análisis ni reflexión.

Si el Tribunal de Penalidades sigue citando por declaraciones, pensamientos, comentarios, twitter, mensajes de texto, instagram, facebook, se asemejará más a un Tribunal de la Inquisición moral y ética. Y hasta donde entiendo yo al menos, esa no es su labor.

¿Qué pasaría si un entrenador o futbolista crítica las sociedades anónimas? ¿O se queja por la programación? ¿O no está de acuerdo con el descriteriado y ególatra sistema del CDF? ¿O da una opinión política, como lo puede hacer cualquier ciudadano? ¿Si un jugador llamara a votar por algún candidato en período de elecciones? ¿Será citado por el Tribunal de Penalidades, por dañar la actividad, por alejarse de la ética y la moral?

Estuvieron pésimo Herrera, Vecchio, Ramírez. Llevaron la discusión a un terreno no apropiado. El siguiente paso es el lanzamiento de escupos como afrenta, porque ya no quedan argumentos.

Pero es un asunto personal. El Tribunal de Penalidades está para otra cosa. Si pretende orientar la moral de cada uno, esperemos un desfile eterno por las oficinas de Quilín los martes por la tarde, cuando sesiona la mentada corte de justicia del fútbol chileno.