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Arcos

El desgarro

El diagnóstico fue claro e invalidante. Jaime Valdés sufrió un desgarro que lo marginó del partido de la selección contra Estados Unidos. Lo descarta además para el duelo del fin de semana entre Colo Colo y O'Higgins.

Hace pocos días, mediante confusas explicaciones, una lesión sacó del amistoso al zaguero de la Universidad de Chile, Cristián Suárez.

La lista de lesionados en la Roja con Sampaoli es larga. Por distintas razones, contracturas, desgarros, diferentes jugadores terminan fatigados, extenuados, con el ritmo que trata de imponer el entrenador y el preparador físico Jorge Desio (que sí fue futbolista profesional, a diferencia del casildense y de su ayudante, Sebastián Becaccece). 

Bien vale la pena preguntarse, a esta altura del partido y con la Copa América y una clasificatoria encima, si hablamos de una exigencia desmedida por parte del cuerpo técnico de la Roja o si en el campeonato nacional la vara física está demasiado baja. Lo más probable es que una respuesta combinada sea la que se acerque a la verdad del asunto.

Si uno revisa el listado de jugadores que se han lesionado en el proceso que comanda el argentino, la mayoría son del medio local. El DT argumenta que sus prácticas van orientadas a convertir a Chile en un equipo competitivo, con la intensidad que se requiere en el concierto internacional. En efecto, ganando o perdiendo, el equipo ha sido competitivo con Sampaoli al mando. Te pueden ganar, superar, pero rara vez te sacan de paseo. Y físicamente no se han mostrado grandes diferencias con rivales mucho más dotados en ese aspecto que los nacionales. Los jugadores del medio local, colapsan. 

Dato de la causa. Indesmentible.

Como también es indesmentible la distancia, incluso indiferencia, que muestra el cuerpo técnico ante las lesiones o molestias de los jugadores. A Sampaoli le interesa el resultado, nada más. Conseguirlo es su meta, sin medir si para obtenerlo los futbolistas deban jugar más allá del límite de sus condiciones. Si se lesionan, mala suerte. Ya habrá tiempo para recuperaciones.

La U de Sampaoli volaba. Hagan memoria. Ganó la sudamericana barriendo con todos. Pero las consecuencias vinieron después. Osvaldo González muchos meses sin jugar. Charles Aránguiz se tardó casi un año en recuperar su real nivel. Gustavo Canales permanentemente entre algodones. Hasta Eduardo Morante, el ecuatoriano que llegó por expresa petición del técnico en una cifra millonaria, terminó casi retirado.

Dato de la causa. Indesmentible.

 El tratamiento de los lesionados tampoco ha sido el mejor. Recién ahora, siete meses después del Mundial, Arturo Vidal está volviendo a jugar como siempre. Y estamos hablando de un superclase, un superdotado. Se le ofreció, antes de la cita en Brasil, a Matías Fernández y a Felipe Gutiérrez operarse. El primero accedió, pero el DT no lo volvió a llamar, por una supuesta falta de compromiso al privilegiar su carrera en vez del objetivo Mundial. Gutiérrez. en cambio, jugó y se operó después del máximo torneo. Estará casi un año parado. Su lesión se agravó.

No todos son Gary Medel, capaz de jugar hasta romperse si es necesario. No todos tienen la fortaleza ni el fuelle del conchalino. 

Dato de la causa. Indesmentible. 

Ganar a cualquier costo. Sin trampas ni maquiavélicas conspiraciones (como se trató de ganar en algún tiempo). Pero jugando al límite. Eso quiere Sampaoli. No le interesa la próxima semana. El pragmatismo es su lema. Bien vale la pena preguntarse si en vez de hablar de sobreexigencia, subimos un poco la vara en Chile. Dar las condiciones para que eso suceda. A todo nivel. 

Tal vez nos iría un poco mejor.