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Recuerdos del debut

Hoy se cumplen 49 años de mi primer partido por la Selección Chilena. Un día imposible de olvidar, porque entré al equipo y no salí más hasta que me retiré del fútbol. Entremedio, estuve en tres Copas del Mundo.

Había llegado a la selección juvenil en 1964, para disputar en Sudamericano en Colombia. Al regresar a Chile, Santiago Wanderers me prestó a Unión La Calera. Seguí estando en la selección juvenil y durante la preparación para la Copa del Mundo de Inglaterra 1966 me pidieron prestado desde la adulta. Jugamos ese amistoso contra Unión Soviética, el 23 de febrero de 1966, y no salí más del equipo.

Mi primer compañero de zaga fue el Chita Cruz, quien alternaba con Carlos Contreras. Después de ellos vinieron otros, como Alberto Quintano en los 70 y René Valenzuela con Mario Soto, al final de mi carrera.

Aquella vez perdimos 0-2 contra la URSS, en un aperitivo del partido que jugaríamos meses más tarde en Sunderland por la Copa del Mundo, donde caímos por 1-2, con gol de Rubén Marcos.

En la previa, estaba nervioso, porque traían a un par de delanteros famosísimos, Chislenko y Banishevski. Pero con el correr del partido me di cuenta de que yo andaba bien, porque sentía que los rivales no eran mejores que yo. Mi personalidad, quizás mi patudez, fueron tremendamente útiles en ese momento.

Recuerdo que la prensa me elogió por el debut. Después de eso vino un amistoso con Irlanda y el Mundial de Inglaterra, donde fui titular, al igual que en el Sudamericano de 1967. Después de este torneo, me vinieron a buscar de Independiente de Avellaneda. Estaba en Buenos Aires cuando me contactó Washington Cataldi, presidente de Peñarol, quien me llevó en avioneta a Montevideo.

Pero bueno, eso es historia para otra columna...