La UC jugó con Colo Colo
La victoria de la Universidad Católica sobre Colo Colo encendió el campeonato. El tropezón de Cobresal en la víspera ante O’Higgins condimentó con mayor énfasis el partido entre albos y cruzados. Fue la visita la que supo leer mejor el partido y comprendió que el juego colectivo está por sobre las virtudes individuales. Aprovechó las ausencias notorias del Cacique y sacó distancia temprano. En un tiempo liquidó el pleito y quedó a dos puntos del líder nortino, a dos fechas del cierre del torneo.
A veces en el fútbol, menos es más. El discurso de Mario Salas, ese de la intensidad permanente y el vértigo constante, es difícil de criticar. No es políticamente correcto en los tiempos que corren, donde parece que lo ofensivo es lo único que importa. No es adecuado trazar diferencias con esta ideología. Pero los partidos han demostrado que en no pocas ocasiones, este correr sin pausas ha terminado nublando al equipo de la franja. El clásico universitario fue ejemplo de ello. La UC jugó muchos partidos así, donde no había espacio para la sorpresa. Era ofensivo, pero predecible. Hasta los cambios se podían anticipar.
Contra Colo Colo, Universidad Católica cambió. Le bajó una marcha a esa velocidad sin pausas. A la misma intensidad le puso más orden. En vez de llegar 15 veces a arco contrario, lo hizo apenas cuatro y convirtió tres goles. No leí ni escuché a nadie en la vereda cruzada quejarse por la menor cantidad de ocasiones de gol. Al contrario, estaban felices por liquidar la brega en el primer tiempo.
Se ordenó el equipo de Salas. Magnasco casi no subió. Los centrales no se complicaron. Pulgar y Costa subieron su nivel. Rojas le dio la pausa necesaria. Ríos siempre es regular. Puntos altos en un primer tiempo donde las jugadas elaboradas también le sirvieron a la UC para marcar goles.
Colo Colo padeció ausencias. Quienes criticaban sin piedad a Humberto Suazo habrán de reconocer que la lesión del Chupete no encontró relevo en los albos. Los resultados están a la vista. Bajó el rendimiento del equipo. Quien no quiera verlo, no lo vea, pero está claro. Vecchio nunca fue sustituto, Valdés lesionado, el equipo de Tapia armó un equipo con lo que le quedaba. Y no dio el tono en este cotejo.
Jugar sin Suazo, Vecchio, Valdés, Beausejour, fue demasiado. El mediocampo perdió conexión. Casi no se creó opciones. Pese a que la matemática aún no lo descarta, quedó fuera de la pelea por el Clausura.
Al cuadro de Pedreros le resta la Copa Libertadores. En cuatro días se juega su clasificación. Es el único foco que le queda. Católica y Cobresal pelean el título. La ventaja es de los nortinos por dos puntos. Pero en esta fecha Cobresal mostró que también puede perder. Y la UC que puede ganar, con el discurso intacto, bajando un poco las revoluciones y jugando mejor.