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Selección

Sampaoli convirtió al Monasterio Celeste en una fortaleza

El casildense había anunciado que quería privacidad y así lo hace notar. Carabineros y guardias resguardan la tranquilidad de la Roja.

Sampoli ordenó varias restricciones en torno al trabajo de la Roja en Requínoa.
Sampoli ordenó varias restricciones en torno al trabajo de la Roja en Requínoa.Andrés PiñaPhotosport

Jorge Sampaoli había sido claro: para preparar la Copa América, el DT quería total privacidad para la selección chilena. Por eso había elegido Europa como lugar de concentración. Y aunque su plan original fracasó, en Rancagua, más específicamente en Requínoa, encontró un lugar ideal: el Monasterio Celeste que pertenece a O’Higgins.

Sampaoli convirtió al Monasterio Celeste en una fortaleza

El recinto deportivo cumple con todas las exigencias del casildense y las que no, el DT se las arregló para imponerlas: está alejado de la gente, los jugadores se concentran ahí y las canchas brindan lo necesario.

En el día a día, cualquier transeúnte puede llegar hasta la puerta misma del complejo de los celestes. Sin embargo, con motivo de la presencia de la Roja, Carabineros custodia el inicio del camino de tierra y nadie pasa las barreras papales, ubicadas a casi 500 metros de la reja principal.

Quien quiera traspasar debe dar su nombre y la policía verifica que están en la lista de nombres autorizados para transitar por el sector. Si el nombre no está, la reja no se mueve.

El Monasterio queda en medio de varios terrenos, los que tienen mayoritariamente viñas. De hecho, es relativamente fácil acercarse hasta las paredes del complejo y, eventualmente, observar parte de los entrenamientos.

El problema para el que lo intente es que cerca de 15 guardias de seguridad, además de policías en motos, se pasean por las inmediaciones constantemente. Los temporeros que ahí trabajan tuvieron que entregar sus datos para certificar que no son, presumiblemente, espías de otras selecciones. La privacidad es total, a partir de un decreto edilicio de la municipalidad local.

Ante tanto hermetismo, eso sí, la molestia de los lugareños se hizo sentir: ellos están acostumbrados a que Pablo Sánchez, DT de O’Higgins, abra algunos entrenamientos en la semana. El lunes fueron en busca de eso pero nada sucedió y en la calle expresaban la desazón. Pasa que Sampaoli transformó al Monasterio Celeste en una fortaleza.