Gracias Vargas y gracias Zambrano
Chile está en la final. A los agoreros del fracaso les queda sola una chance para volver a sacar del maletín sus proféticas sentencias. En la final y con justicia. Ahí está la Roja. Pero para clasificar a esa instancia se sufrió y con mayúsculas.
Porque Chile no fue más que Perú. Con la pelota al piso, con la mente más fría y con el corazón fuera del teclado, hay que admitirlo. Once contra once, Perú fue más. Sin duda. No salió a refugiarse, instaló a Cueva, Farfán y Carrillo superando en la línea de volantes a Marcelo Díaz y con Paolo Guerrero, solo arriba, remeció la estructura completa.
Detectó el equipo de Gareca que por el lado de Albornoz se marcaba mal y se proyectaba poco. Que Rojas, pese al coraje y al pundonor que le pone, no posee la velocidad como para ser un titular indiscutido.
Hasta que Zambrano le abrió a compuerta al equipo de Sampaoli. El zaguero peruano entró virado, jugando otro partido, pegando desde la primera pelota. Su expulsión a los 20 minutos de juego, tras una patada criminal a Charles Aránguiz, obligó a modificar todo en los albirrojos. Salió Cueva, perdió precisión, entró Ramos, Farfán tuvo que marcar la banda. El equipo tuvo un desgaste obligado.
Los partidos tienen momentos. Convertir un gol antes de terminar el primer tiempo es clave. Oportuno Vargas, como siempre.
A no engañarse. Chile no jugó bien. Por eso el segundo gol de Eduardo Vargas es de esos que se gritan mucho más. Porque fue bello, porque fue oportuno y porque en ese momento la Roja no merecía ese gol. Pero el remate del delantero es de esos que pulverizan esquemas, discursos, análisis rebuscados. Golazo y punto. De otro partido. De otro torneo.
Vidal y Alexis no jugaron bien y Chile pudo ganar. La defensa sufrió más que nunca y Chile pudo ganar. El equipo perdió el control a ratos y Chile pudo ganar. No es menor.
Perú demostró que no se puede pestañear. Que será rival en eliminatorias. Pero Chile ya está en la final. Y eso es una buena noticia, incluso para los profetas del fracaso.
Gracias al equipo se clasificó. A Vargas, por ese golazo que ya es leyenda. Y gracias a Carlos Zambrano, defensor peruano y su torpeza tremenda.