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La Roja sin Gonzalo Jara

En una sanción justa, atendiendo la antideportividad de su acción, Gonzalo Jara finalmente recibió dos fechas de castigo y se despidió prematuramente de la Copa América. Que los uruguayos dicten cátedra en conductas como la del zaguero de la Roja hacia Edinson Cavani, no exime al defensor de su responsabilidad. Por el contrario, solo es útil para el intento de justificar el hecho de parte de la masa secuestrada por la idea de “ganar como sea”.

Futbolísticamente hablando, la ausencia de Jara por el castigo recibido es un golpe en la Selección, lo que multiplica la irresponsabilidad de su comportamiento frente a Cavani en la cancha del Estadio Nacional. Al margen de Mauricio Isla, quien ha sido uno de los mejores hombres de la Roja durante la Copa América, el zaguero del Mainz de Alemania fue el punto más alto en la defensa de Chile.

Hasta el choque contra Uruguay, Jara le había otorgado seguridad al flanco izquierdo de la línea defensiva. Consiguió más triunfos que derrotas en los duelos con los atacantes del momento y realizó ágiles y precisas coberturas a su acompañante en el centro de la zaga (Gary Medel) y al lateral izquierdo de turno (Jean Beausejour, Eugenio Mena o Miiko Albornoz).

Precisamente, este último aspecto refleja la trascendencia del zaguero en la organización defensiva de la Roja. Jorge Sampaoli se ha dado varias vueltas en la búsqueda del marcador de punta izquierdo que le llene el gusto, pero no ha encontrado la pieza justa. Tres futbolistas han desfilado por el puesto y Jara se las arregló para no mermar su rendimiento, pese a los cambios en su acompañante por el costado.

Punto a favor para el defensor, puesto que el nivel de un zaguero no solo está fuertemente influenciado por su compañero en el eje de la retaguardia. También es vital la sincronización que logra alcanzar con el lateral de su zona, con el cual interactúa en la tarea de recuperar el balón.

Salvo en el partido contra México que terminó igualado a tres, los rivales que han enfrentado a Chile le han cedido el terreno y el manejo del balón. En estas circunstancias, los números tras cada encuentro arrojaron una tendencia granítica: los zagueros centrales de la Roja han sido los integrantes del equipo que más veces administraron la pelota. Por ejemplo, las interacciones con balón de Jara con Medel y el circunstancial lateral izquierdo fueron las de mayor ocurrencia en los partidos.

En este tenor, el defensor mostró aplomo y claridad para manejar la pelota, sin arriesgarla en una pérdida que pudiera pillar al equipo mal organizado para cuidar su portería. Incluso, cuando el oponente se refugió al máximo, Jara avanzó desde la mitad de la cancha hacia adelante, con el balón dominado, buscando generar un escenario favorable para encontrar a un receptor. Así lo dicta la filosofía de juego de Pep Guardiola, que ahora es seguida por Sampaoli en la Roja.

Por el zaguero, ante Perú ingresó José Rojas y, junto a Medel, tuvo dificultades para neutralizar a Paolo Guerrero, quien siempre ganó en sus duelos con los defensores chilenos (sobre todo en el juego aéreo), gatillando fuertes desequilibrios defensivos. Chile se vio muy abierto en la última línea, con grandes y peligrosos espacios en los pasillos existentes entre los cuatros de atrás. Además exhibió excesiva vulnerabilidad en los zagueros para perder la espalda frente a los piques rectos o diagonales de los delanteros de Perú.

Como la actuación de la Roja no fue la esperada, resulta impertinente responsabilizar a Rojas y Albornoz (las dos modificaciones que realizó Sampaoli) de este discreto desempeño frente a Perú. Es probable que, estando Jara en la cancha, hubiese acontecido exactamente lo mismo, pero el zaguero se encontraba en la Tribuna Pacífico del Nacional, purgando su castigo. Como en el fútbol ocurre que el que no juega siempre será mejor que el que está en la cancha si el resultado no es el esperado, se instaló la gran interrogante: ¿qué cara tiene Chile sin Jara en la defensa?