La última oportunidad de Eduardo Vargas en Europa
La decisión de marginarse de La Roja muestra una preocupación por recuperar el tiempo perdido en Europa. "El problema es su cabeza", dice Sampaoli.
Eduardo Vargas posó el lunes con la camiseta del TSG Hoffenheim. Lucía feliz, pero más que eso, se veía tranquilo. Después de un mes en el que su futuro pasó como opción en casi toda Europa y hasta Qatar; A 50 días de haberse consagrado como goleador y campeón de la Copa América, el delantero chileno por fin encontraba un lugar para continuar su carrera.
Nunca pensó que le costaría tanto. Con seguridad, mientras viajaba a Italia hace algunos días para destrabar su futuro, confiaba que esos cuatro goles en el camino al primer título de Chile en su historia, serían suficiente para que un club de primera línea pagara a Napoli por su pase, avaluado en cerca de 9 millones de euros. En estos tiempos, nada del otro mundo.
Sin embargo, su mal año en el Queens Park Rangers, el irregular semestre en Valencia y el dubitativo inicio en Italia en 2011 pesaron más. Nacido en la comuna de Renca en Santiago, Vargas siempre ha debido lidiar con las altas expectativas que genera. En Cobreloa irrumpió como el reemplazante de Alexis Sánchez. En Universidad de Chile despegó después de dos años regular cometido hasta que apareció Jorge Sampaoli.
De ahí en más, con el casildense el rendimiento ha estado asegurado, pese a que paralelamente en el extranjero nunca ha podido repetirlo, a excepción de Gremio donde no siguió por falta de presupuesto. "El problema es su cabeza”, dijo Sampaoli hace un tiempo sobre los problemas de adaptación del atacante.
Y siguió: “En el primer partido que le dirigí en la U fue suplente, luego se comprometió y se sintió querido, en un clima en que se sentía importante. Cuando uno emigra, debe tener la personalidad y la cabeza para superar adversidades y jugar en lugares diferentes, sin el trato nuestro de la selección", explicó sobre lo que le falta.
La decisión de marginarse del próximo amistoso ante Paraguay va en esa línea. Intentar mostrar en Alemania la mejor versión de sí mismo. Sabe que el tiempo no está a su favor. Con 25 años, y cinco países en el pasaporte, Vargas es consciente que tiene una última oportunidad de demostrar su verdadero nivel en Europa. Si no es ahora, cuando.