El día y el partido de locura que vivieron los hinchas de la Roja
El Chile-Perú se asemejó mucho a lo que pasaron el centenar de hinchas que viajó por el día Aquí las 24 horas frenéticas del avión de la Roja en Lima.
La selección chilena derrotó a Perú y ese fue el mejor premio para los casi 2 mil hinchas que llegaron al Estadio Nacional de Lima. Sobre todo a los 100 que en 24 horas vivieron algo similar a lo que pasó en el primer lapso del cotejo.
Salida a las 9 de la mañana del martes de Santiago. Arribo tranquilo a Lima, donde aún no hay ambiente de partido. Después del almuerzo, el primer encontron. Un taxista molesto arroja una piedra al bus. "!Chilenos de mierda, chilenos potorrotos...! son las ofensas del hincha peruano. Sería la primera de muchas.
A las 6 los buses parten al estadio y la llegada se complica, por el tráfico pero sobre todo por la poca información del lugar de ingreso. "Solo le pido a Dios, que se mueran todos los chilenos", cantan los hinchas peruanos al ver pasar a los chilenos. Todo se complica en el primer control.
Una pequeña reja se abre para dejar pasar a parte de la marea roja, entre cientos de peruanos. Los gritos pasan a empujones por el poco espacio y la situación se tensiona aún más en el ingreso al Nacional de Lima. "!Cobarde, ladron!", grita un joven con la camiseta peruana. Algunos hacen el amago de acercarse, pero la policia frena todo intento de provocación física.
En los codos se instala la marea roja. "!Hijos de puta, hijos de puta, hijos de puta!" gritan con rabia desde los palcos, el ingreso más caro del recinto, tres niños de no más de 10 años. Sus padres hacen lo mismo desde la otra ventana.
El partido
"Sale campeón, sale campeón", cantan los chilenos, entre los que están Fernando González y Claudio Valdivia, hermano de Jorge, lo que enardece los ánimos justo antes de los himnos. El chileno no se escucha y el zumbido en los oídos de todos es la consecuencia.
El "!Potorroto, chileno potorroto!" se escucha hasta el gol de Alexis. Vuelve con rabia con el empate y el 2-1 de Farfán, pero se acabaría con los dos de Vargas y el segundo personal de Sánchez. Ni el 3-4 de Guerrero alcanzó para levantar el ánimo de los hinchas peruanos.
La policia decide escoltar los buses al aeropuerto. Mientras más rápido se vayan, menos problemas para todos, aunque a esa altura, después del frenético día, nadie, ni chileno ni peruano, tenía ganas de seguir discutiendo. El partido y el día de locura ya habían terminado.