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Una historia increíble

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El siguiente relato está basado en sucesos reales. Jorge nació Casilda, un pequeño pueblo cerca de Rosario, en 1960. Soñó con ser futbolista, pero no pudo. No poseía condiciones innatas. Eso, más una grave lesión a los 19 años, truncaron su carrera como jugador antes que empezara.

Hizo la vuelta larga Jorge. Trabajó en oficios muy lejanos a una cancha de pasto. Cajero de un banco. Oficial del registro civil. Realizaba trámites de matrimonio, defunciones, bautizos. Mientras tanto, dirigía equipos de su ciudad natal. El Alumni, Belgrano de Arequito, Argentino de Rosario, Aprendices Casildenses. A la edad en que Menotti había sido campeón del mundo, Bielsa había mostrado su fútbol rebelde o Guardiola revolucionado el mundo con su juego, Jorge seguía dirigiendo en Casilda.

Se fue a Perú. En bus. Dirigió equipos chicos. Durmió en la sede de los bomberos. Le fue bien, mal, muy mal. Pero persistió. Llegó a Chile. Su estilo peculiar, ofensivo, casi irresponsable, llamó la atención. Hasta llegar a un equipo grande en nuestro país, convirtiéndolo en un grande de Sudamérica.

Recién pasado el medio siglo de vida, Jorge fue designado a la banca de una selección nacional, en un país que no era el suyo. Con ese país ganó un ´titulo continental, derrotando al país que sí es el suyo. Se metió en la historia, Guste o no. No se detuvo en peleas pequeñas. Aprendió del error. En el camino se equivocó y mucho. Se sigue cayendo. Pero se mueve. No se queda estático. Cambia. Evoluciona. La hace, lo que no es sencillo en una nación donde la crítica suele recaer en quien hace las cosas, mucho más que sobre quien no las hace y mira desde lejos.

Quince años después de salir de su pueblo, Jorge fue postulado como uno de los tres mejores entrenadores del mundo. Del mundo. De todo el mundo. Dirigiendo a Chile, ni más ni menos.

Se equivoca Jorge. Es taimado. Tiene jugadores predilectos. No mide a todos con la misma vara. Se empecina en algunas decisiones. Camina por la cornisa respecto a la posibilidad permanente de irse a dirigir a otro lado. Pero su biografía es digna de aplauso.

Parece una historia de película. Pero es verdad. Jorge Luis Sampaoli Moya cumplió el sueño de su vida. Y eso, para mí, es más importante que cualquier título, corona o dinero en la cuenta corriente.

PD. Más encima es rockero. Y solo el rock nos hará libres.