El mejor de todos
Corría el año 2002. El entonces técnico de Colo Colo, Jaime Pizarro, comentó una infidencia entre los reporteros que cubríamos habitualmente las noticias del Cacique para los diferentes medios de comunicación.
“En las inferiores hay un chico que aún no debuta, es arquero, se llama Claudio Bravo. Cuando agarre el arco no lo va a soltar nunca más. Y no solo el arco de Colo Colo, sino el de Chile”, sentenció el entrenador.
Nunca antes había escuchado hablar de Claudio Bravo. Por eso fui donde Julio Rodríguez, preparador de arqueros del cuadro de Macul. Sus alabanzas fueron aún mayores y sus pronósticos me parecieron desproporcionados en ese minuto.
“Yo no entreno a Claudio para que ataje en Chile, sino para que juegue en Europa. Es el mejor arquero chileno que he visto”.
Rodríguez tenía razón. Como un agorero anticipó el registro del arquero chileno más exitoso de todos los tiempos. Trece años después de esa referencia, Claudio Bravo acaba de ser campeón mundial de clubes con el Barcelona.
En un año, el arquero ganó la Copa América (primera en la historia de Chile, por si a los chaqueteros se les olvida). Con el equipo catalán fue campeón de Liga, Champions, Copa del Rey, Supercopa Europea y Mundial de Clubes. Los que suelen tirar los éxitos ajenos para abajo, dirán que en varios de esos trofeos no jugó. Cierto. Esos mismos bajan la artillería cuando no reconocen que en los otros no solo jugó, sino que fue protagonista absoluto.
Bravo es el arquero del mejor equipo del mundo. Tamaña verdad.
La estadística es clara a favor del oriundo de Viluco. Sus detractores cuestionan sus condiciones. ¿De verdad existió un Chile un arquero más completo que Bravo? En el podio de los mejores también están, casi por consenso, Sergio Livingstone y Roberto Rojas, dos cuidavallas enormes. El primero fue un pionero. El fundador del puesto de arquero moderno en Chile. Quien convirtió al golero no solo en un atajador, sino en un futbolista de campo. Rojas debe poseer las condiciones innatas más notables y espectaculares de la historia nacional. El mismo Bravo no duda en reconocer que el Cóndor fue su gran modelo como arquero.
Pero Bravo es más completo. Fuerza de piernas, juego con los pies, seguridad de manos, orden en la defensa, visión de juego, tranquilidad y agilidad. Comete errores, seguro, pero mucho menos que resto. Reitero, ataja en el mejor equipo del mundo. Solo en Chile eso parece ser cuestionable.
Un histórico arquero de la Roja, Nelson Tapia, me dijo una vez. “Una cosa es atajar y otra es ser arquero. Una cosa es ser bueno para el arco y otra saber jugar al arco”. Además agregó una frase que jamás he olvidado. “El arquero tiene que parecer arquero. Que si tú lo ves en la calle pienses ‘ese huevón juega al arco”.
El fútbol es debatible. Opinable. Solo defiendo un punto. Podemos discrepar en forma y fondo. Pero si sacamos el resentimiento y los colores de camisetas, me parece que estamos en presencia del mejor arquero chileno de todos los tiempos.
No me crea a mí. Nunca jugué a la pelota. Menos al arco. Pero lo dijo Roberto Rojas. “Claudio Bravo es el mejor arquero chileno de toda la historia”. Algo sabe el Cóndor.
El que no quiera verlo, que no lo vea.